La persona.

Cuando nos referimos a la persona estamos preguntándonos sobre su quehacer y sobre la comprensión de la misma. Donde la nueva filosofía hace al hombre único sujeto de la filosofía; en que las preguntas profundas sobre su ser son las mismas, por la cual  la persona tiene un sentido y un límite. Por este mismo sentido podemos decir que el amor y persona esta intrínsecamente ligados, de modo que el amor en su forma más perfecta no puede dejar de ser personal y tampoco puede comprenderse fuera de la trama del amor de los sujetos.  La persona es una totalidad y viene explicada desde una comprensión más amplia de la realidad, teniendo notas distintas como la seguridad creadora, la libertad autónoma y la capacidad de comunicación hasta otros sujetos por la cual se vive la realidad más plena de lo espiritual.

Hay un horizonte del lenguaje por lo que el hombre se ve como un animal político y social; en la cual se encuentra expresiones gramaticales de la persona como el verbo interior y el verbo exterior.  El pronombre es el “yo”.  Por esta misma línea de definición hay dos nombres clásicos prosopon y persona; prosopon es una expresión griega para indicar persona, y el concepto de persona es: el hombre singular  se pasa a la máscara y vuelve a ser realidad singular del hombre.

Se analiza la historia del tema de la persona, vista desde el ser es decir su aspecto ontológico; como un itinerario en el ámbito filosófico.  Hay un término interesante en este caminar es la autarquía; su origen de oriente de la familia cananea, donde Dios está conforme al logos.

La antropología bíblica y revelación cristiana, mensaje de Cristo apoyado en la fe. En la que se encuentra la Iglesia primitiva entorno a la persona, desde el Kerigma cristiano, pasando por el helenismo y sus formas dogmaticas, sobre todo la encarnación y la trinidad. La invitación es al encuentro con Dios y consigo mismo.

En el pensamiento medieval, Boecio ve a la persona como: esencia, la naturaleza como substancia, con principio espesificante. El hombre como totalidad y Dios a imagen del hombre y como ser trino.

Para Santo Tomas de Aquino, la persona tiene un nombre y un significado, acepta la máscara para proteger la voz como definición de Boecio,  la dignidad de la persona ser subsistente, espiritualidad de la persona,  la persona implica una totalidad, divisiones dinámicas.  La escolástica sigue en los siglos XV-XVIII es el periodo de la crítica del renacimiento y del humanismo. 

El hombre es el horizonte de la persona, en la cual encontramos el tema cristológico, el yo de Cristo. En la metafísica actual hay que dialogar con el hombre contemporáneo. El concepto del hombre le debe mucho a la religión y a la teología.

La persona debe mostrar una coherencia en el pensar y actuar, pero el concepto dado por Tomas de Aquino sobre la persona, es perenne. 

Tu amigo de siempre Diego García.