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TABLA DE CONTENIDO
Lic. Yuri Chavarry Tello
Psicologo Clinico
C. Ps.P. 17359
Hablar de los trastornos de la personalidad es adentrarse en una de las áreas más complejas, desafiantes y, al mismo tiempo, apasionantes de la psicología clínica. Comprender la personalidad humana implica reconocer que cada individuo posee una estructura interna de emociones, pensamientos, actitudes y conductas relativamente estables que lo caracterizan en su modo de ser, sentir y actuar en el mundo. Sin embargo, cuando esta estructura se rigidiza, se torna inflexible y genera sufrimiento personal o deterioro significativo en las relaciones interpersonales y el funcionamiento diario, hablamos entonces de un trastorno de la personalidad.
En este artículo desarrollo una visión general de los trastornos de la personalidad, abordando su conceptualización, las características comunes que los definen, su clasificación clínica según el DSM-5-TR (American Psychiatric Association, 2022) y la CIE-11 (Organización Mundial de la Salud, 2022), así como una descripción clínica narrativa de los principales subtipos iniciando con una frase que suele identificar a cada trastorno. Finalmente, reflexiono sobre las posibilidades terapéuticas y la importancia de integrar una visión ética y espiritual del ser humano en el acompañamiento clínico.
¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?
La personalidad, desde un enfoque psicológico integral, puede ser comprendida como la configuración estable de patrones emocionales, cognitivos y conductuales que una persona manifiesta ante diversas situaciones a lo largo del tiempo. Estos patrones incluyen formas habituales de pensar, sentir, percibir y relacionarse con los demás y consigo mismo. El psicólogo Philipp Lersch, desde una visión antropológica-fenomenológica, afirmaba que la persona es un “yo” que posee tres propiedades fundamentales: la individualidad (ser único e irrepetible), la libertad (capacidad de autodeterminación) y la responsabilidad (conciencia ética de sus actos y su misión en la vida).
Una personalidad sana, por tanto, se expresa en la capacidad de adaptación, la autenticidad, la autorregulación emocional, la cooperación social y el sentido existencial. No implica ausencia de conflicto, sino la habilidad para integrar armónicamente los desafíos internos y externos del desarrollo personal.
¿CUÁNDO HABLAMOS DE UN TRASTORNO DE PERSONALIDAD?
Según el DSM-5-TR (American Psychiatric Association, 2022) un trastorno de personalidad se define como un patrón persistente de experiencia interna y de comportamiento que se desvía significativamente de las expectativas culturales del individuo. Este patrón es inflexible, se manifiesta en múltiples contextos, causa malestar clínicamente significativo o deterioro funcional, y suele comenzar en la adolescencia o al inicio de la edad adulta.
A diferencia de otros trastornos psicológicos, en los trastornos de personalidad muchas veces la persona no se percibe como “enferma”, ya que sus formas de actuar y pensar han sido constantes a lo largo de su vida. Es decir, existe una escasa conciencia de enfermedad, lo que dificulta el acceso voluntario a tratamiento. A menudo, llegan a consulta por conflictos relacionales, crisis afectivas o exigencias de terceros.
Entre los rasgos comunes a todos los trastornos de personalidad encontramos una emocionalidad desproporcionada, una baja tolerancia a la frustración, dificultad para establecer vínculos afectivos estables, una visión distorsionada del “otro” y del “yo”, así como una notoria rigidez en la conducta.
CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
El DSM-5-TR agrupa los trastornos de personalidad en tres grandes clústeres o grupos, en función de sus características predominantes:
GRUPO A: PERSONALIDADES EGOCENTRICAS O RETRAIDAS
Estas personas suelen generar una impresión de extrañeza, rareza o desapego social.
TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD
“Debo estar alerta porque me traicionaran o podrían hacerme daño”
El individuo con este trastorno vive en una constante sospecha. Interpreta las acciones de los demás como intencionadamente dañinas, incluso cuando no existe evidencia que lo respalde. Tiene la firme convicción de que será traicionado, manipulado o humillado, por lo que se muestra hiperalerta, reservado y reactivo. No perdona con facilidad y tiende a guardar rencor. Las relaciones íntimas se ven afectadas porque incluso el terapeuta puede ser percibido como una amenaza. En muchos casos, este trastorno se diagnostica más en varones y presenta cierta asociación con antecedentes familiares de esquizofrenia.
TRASTORNO ESQUIZOIDE DE LA PERSONALIDAD
“Prefiero estar solo en mi propio mundo. Yo soy mi mejor amigo”
Aquí encontramos a personas que manifiestan una profunda indiferencia emocional hacia las relaciones interpersonales. No sienten necesidad de establecer vínculos sociales y, de hecho, se sienten más cómodas en la soledad. Su mundo interno es limitado, con escasa expresividad emocional y poco interés en compartir vivencias. Sin embargo, pueden funcionar adecuadamente en ámbitos laborales que no exijan interacción constante. A diferencia de la depresión, su anhedonia no les genera sufrimiento.
TRASTORNOS ESQUIZOTIPICO DE LA PERSONALIDAD
“Odio hablar con la gente. Nadie me entiende”
Este trastorno se sitúa en una zona intermedia entre los trastornos de personalidad y los trastornos psicóticos. La persona presenta pensamiento mágico, ideas de referencia, lenguaje peculiar, creencias extrañas o percepciones inusuales. A menudo, sus respuestas emocionales no son adecuadas al contexto, lo cual dificulta la comunicación. La interacción social se ve afectada por su estilo excéntrico, desconectado del sentido común compartido.
GRUPO B: PERSONALIDADES IMPULSIVAS, DRAMATICAS O INESTABLES
Se caracterizan por una emocionalidad intensa, relaciones conflictivas y necesidad de atención.
TRASTORNO LIMITE DE LA PERSONALIDAD (BORDERLINE)
“La única vía de escape es autolesionarme, autodestruyendome”
El trastorno límite expresa un profundo vacío existencial y una inestabilidad afectiva marcada. La persona suele oscilar entre idealizar y desvalorizar a los demás, teme el abandono y, a menudo, recurre a conductas autolesivas como forma de aliviar su malestar. Presenta una autoimagen cambiante, pensamientos paranoides transitorios bajo estrés, impulsividad y explosiones de ira. Es más común en mujeres y suele coexistir con traumas tempranos no resueltos.
TRASTORNOS HISTRIONICO DE LA PERSONALIDAD
“Hoy me río y mañana lloro”
La persona histriónica busca ser el centro de atención de forma constante. Sus emociones son superficiales y variables, y suele recurrir a la seducción o al dramatismo excesivo para ganar aprobación. Tiende a sobredimensionar la cercanía de sus vínculos, y muestra una intensa necesidad de afecto. Aunque puede parecer encantadora, su mundo emocional carece de profundidad. En el lenguaje moderno, se evita el uso de términos como “histérica”, debido a su carga estigmatizante y sexista (Widiger y Crego, 2019).
TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD
“Admirame. Soy un ser especial”
Quien presenta este trastorno tiene una imagen grandiosa de sí mismo, alimentada por fantasías de éxito, belleza o poder. Busca admiración constante, pero carece de empatía genuina. Puede explotar a los demás para alcanzar sus fines, y ante la crítica reacciona con ira o desprecio. En sus relaciones, no ama a la persona en sí, sino la imagen que esta refleja de su propio ego.
TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD
“Las normas son para transgredirlas. Hogar, Dios, Patria y Familia son las cuatro grandes mentiras con las que nos han adoctrinado.”
Aquí observamos un patrón consistente de transgresión de normas sociales, marcado desprecio por los derechos de los demás y una incapacidad sostenida para sentir remordimiento o empatía. El sujeto miente, roba, engaña o actúa con violencia sin sentir culpa. Muchos delincuentes crónicos presentan este perfil. Desde la infancia ya se observan signos como crueldad hacia animales, indiferencia al castigo y actitud desafiante. El diagnóstico no se realiza antes de los 18 años, pero debe existir evidencia de trastorno de conducta previo.
GRUPO C: PERSONALIDADES ANSIOSAS O INHIBIDAS
Predominan los temores, la dependencia o la rigidez como mecanismos de defensa.
TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD OBSESIVO COMPULSIVO
“Debo ser perfecto en todo lo que hago. Debo tener todo bajo control. Cualquier cosa que agarre o toque me contaminara.”
A diferencia del TOC clínico, este trastorno se caracteriza por un perfeccionismo desadaptativo, necesidad de control, rigidez moral y preocupación excesiva por el orden. La persona pierde eficacia debido a su dificultad para delegar, su meticulosidad extrema y su incapacidad para relajarse. Aunque funcional en el trabajo, suele presentar problemas en sus vínculos por su falta de flexibilidad y calidez.
TRASTORNO DEPENDIENTE DE LA PERSONALIDAD
“No concibo mi vida sin ti, si me dejas me muero”
El dependiente vive con un temor constante a la separación. Tiene una necesidad excesiva de ser cuidado, lo que le lleva a comportarse de forma sumisa, evitar conflictos y ceder la responsabilidad de sus decisiones. Siente que no puede vivir sin el otro, lo que lo hace vulnerable a relaciones abusivas.
TRASTORNO EVITATIVO DE LA PERSONALIDAD
“Me voy antes de que me rechacen”
Esta persona desea el contacto afectivo, pero lo evita por temor al rechazo. Sufre una profunda inhibición social, hipersensibilidad a la crítica y sentimientos de inferioridad. Muchas veces tienen antecedentes de acoso o rechazo durante la infancia. A diferencia del esquizoide, sufre por su aislamiento y quisiera poder conectarse, pero se paraliza ante la posibilidad de fracasar emocionalmente.
TRASTORNO PASIVO AGRESIVO DE LA PERSONALIDAD
“No discutiré ni me peleare con nadie, pero siempre hare lo que me da la gana, no hare nada que no quiera hacer. Si iniciamos una relación de pareja no podre estar ni contigo ni sin ti, por más que nos esforcemos para que la relación prospere todo ira de mal en peor.”
El trastorno pasivo-agresivo, si bien no está formalmente reconocido en el DSM-5, describe a sujetos que expresan su hostilidad de manera indirecta: postergando tareas, poniendo excusas, actuando con sarcasmo o mostrándose renuentes a colaborar.
TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD NO ESPECIFICADO
Se recurre a este diagnóstico cuando los rasgos de personalidad disfuncionales no cumplen los criterios específicos para ninguna categoría del DSM-5-TR, pero generan sufrimiento clínico o deterioro funcional.
CONSIDERACIONES TERAPEUTICAS Y ETICAS
El abordaje terapéutico debe ser integral, empático y flexible, privilegiando intervenciones basadas en la evidencia como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), la Terapia Dialéctico Conductual (DBT) o las terapias de tercera generación. En algunos casos, se requiere tratamiento psiquiátrico coadyuvante.
Desde una perspectiva ética, es crucial respetar la dignidad, autonomía y sistema de creencias del paciente. La APA recomienda no imponer valores personales, pero sí acompañar al paciente si desea integrar su dimensión espiritual (APA, 2017). El Código de Ética del Colegio de Psicólogos del Perú también reconoce al ser humano como una unidad biopsicoespiritual, y respalda la libertad del profesional para trabajar desde su fe, siempre que no vulnere los derechos del usuario (CPP, 2022, arts. 3, 18 y 34).
En mi experiencia, cuando el paciente lo permite, el acompañamiento espiritual puede ser una fuente invaluable de sentido, resiliencia y esperanza. La fe, cuando es libre y madura, no niega el tratamiento psicológico, sino que lo complementa desde una visión trascendente del sufrimiento y la libertad interior.
Por ultimo, a mi juicio, comprender los trastornos de la personalidad es un paso necesario no solo para quienes nos dedicamos a la salud mental, sino también para educadores, líderes sociales y comunidades que desean responder con mayor compasión e inteligencia emocional al sufrimiento humano. Integrar ciencia, ética y espiritualidad nos permite atender no solo los síntomas, sino también la sed de sentido, pertenencia y amor que anida en cada persona, incluso en aquellas cuyas heridas les impiden vincularse con normalidad.
REFERENCIAS
1. American Psychiatric Association. (2022). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5.ª ed., texto revisado; DSM-5-TR). Arlington, VA: APA.
2. Colegio de Psicólogos del Perú. (2022). Código de Ética y Deontología Profesional. Lima: CPP.
3. Hare, R. D. (1999). Without conscience: The disturbing world of the psychopaths among us. Guilford Press.
4. Millon, T. (2011). Trastornos de la personalidad: Más allá del DSM-IV. Masson.
5. Organización Mundial de la Salud. (2022). Clasificación Internacional de Enfermedades 11.ª edición (CIE-11). OMS.
6. Pargament, K. I. (2011). Spiritually integrated psychotherapy: Understanding and addressing the sacred. Guilford Press.
7. Pervin, L., Cervone, D., & John, O. (2010). Teorías de la personalidad (6.ª ed.). Pearson.
8. Widiger, T. A., & Crego, C. (2019). The Five-Factor Model and Personality Disorder: A Literature Review. Personality Disorders, 10(2), 91–99.
9. American Psychological Association. (2017). Ethical principles of psychologists and code of conduct. https://www.apa.org/ethics/code
Por Lic. Yuri Chávarry Tello
Psicólogo
clínico y católico comprometido con el diálogo fe-razón.
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