- Panteísmo: muestra a Dios, no como Nuestro Padre, cercano, creador y Señor de todo, como el Buen Pastor que conoce a cada una de sus ovejas, sino como el dios impersonal y lejano de la "Nueva Era", como una "energía" que está en todo y forma parte de todo.
- Ausencia de normas o valores precisos: no hay distinción clara entre el bien y el mal, pues estos dependen de las preferencias de cada persona. No hay culpa o maldad. Se niega o minimiza el pecado y el Sacramento de la Confesión.
- Relativismo religioso: todas las religiones son iguales ya que todas son buenas. La Iglesia Católica no es ya la verdadera, sino una más entre otras.
- Menosprecio del Evangelio: sus ideas, influenciadas por el hinduismo, pretenden enriquecer el cristianismo, implicando necesariamente que las enseñanzas de Cristo son pobres. Cristo ya no es la Palabra definitiva del Padre, sino una palabra más entre otras.
- Menosprecio de la Biblia: la Biblia es solamente uno de los diferentes libros inspirados, inferior al llamado "conocimiento-de-sí".
- Esoterismo de la oración: la oración no es un diálogo personal con Dios, fruto de la fe y de la gracia, sino un método para llegar a la "iluminación", producto de "ciertas técnicas" y de conocer una "sabiduría oculta".
- Menosprecio de Jesucristo: Jesús no es el único Camino, la única Verdad y la verdadera Vida; sino un profeta más entre varios como Buda, Mahoma, etc.
- Desacralización de la Eucaristía: la Eucarístia es un símbolo y no el verdadero Cuerpo de Cristo.
- Entronización del auto-conocimiento: la santidad es la libertad a la que llegamos tras descubrir la "iluminación" que está dentro de nosotros mismos; no proviene, por tanto, del estar abiertos a la gracia de Dios, ni del ejercicio de la caridad o de la humildad. Si lo importante es la "iluminación" interior, el Papa, los santos y las Escrituras constituyen en realidad una especie de estorbo entre Dios y nosotros.
- Desvalorización de la Cruz de Cristo: el sufrimiento está en la mente y hay que eliminarlo lo que sólo logran los "iluminados". De esta forma se desvaloriza la Cruz y el sufrimiento redentor de Cristo y de los seres humanos. Hay una especie de adormecimiento de la conciencia, que minimiza la solidaridad cristiana para comprometerse con el dolor y la necesidad del prójimo.
sábado, 18 de febrero de 2012
Anthony De Mello y la "New Age"
La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el Cardenal Joseph Ratzinger, emitió el 22 de agosto de 1998 su juicio sobre las obras del sacerdote jesuita Anthony De Mello, oriundo de la India. La Congregación, que actúa en nombre del Papa, calificó las obras del Padre De Mello como "incompatibles con la fe católica" y causa de "grave daño" para los fieles. La notificación, aprobada por el Papa Juan Pablo II, añade que las obras del Padre De Mello, muestran "un alejamiento progresivo de los contenidos esenciales de la fe cristiana" e indica que para este autor "la Iglesia habría perdido la autoridad para enseñar en nombre de Cristo". Los numerosos libros de De Mello lamentablemente se venden en muchas librerías católicas. Por ello se hizo más urgente aún la intervención del Magisterio de la Iglesia Católica. Las obras de De Mello son consideradas precursoras de la "nueva era", corriente pseudorreligiosa caracterizada por el panteísmo y la reencarnación, ideologías totalmente incompatibles con la fe cristiana. Los libros de este sacerdote expresan una compresión de la espiritualidad basada en una mezcla inaceptable de doctrinas cristianas e ideas tomadas del hinduismo, del budismo y del islamismo http://www. vatican.va/news_services/.
Las ideas de la "Nueva Era" ("New Age") están teniendo una gran repercusión en todos los ámbitos, incluido el religioso, hasta un grado que no llegamos a sospechar siquiera.Hay muchos autores que aunque no se identifiquen con esta corriente de pensamiento, sí comparten muchas de sus ideas, o por lo menos de su relativismo, eclecticismo y ambiguedad en la forma de expresar su vivencia religiosa.Entre estos autores está Anthony de Mello, escritor jesuita dotado de una rica imaginación y de una elegante fuerza de expresión, digno de resaltar por la amplísima difusión que están teniendo sus libros entre los católicos.
El grave peligro de la "Nueva Era" radica en que promueve ideas contrarias a nuestra fe, tanto que S.S. Juan Pablo II ha señalado lo siguiente:
"Las ideas de la "Nueva Era" a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes, que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia"1.
Este movimiento "predica un relativismo absoluto en el campo religioso, moral e intelectual que disuelve toda noción de verdad y de bien y, por tanto, toda diferencia entre las diferentes creencias y estilos de vida que ofrece el mundo contemporáneo"2. No es una religión, sino una "corriente cultural que utiliza claves de expresión de corte esotérico, ocultista y satánico"3, que acepta cualquier credo o doctrina por igual. Debido a ello, un autor le ha llamado el "SIDA espiritual"4 de nuestro tiempo, porque debilita la noción de verdad y deja a la persona expuesta al ataque de cualquier engaño en materia de fe.
Debido a este relativismo, esta corriente de pensamiento no contiene unas creencias determinadas y, de esta forma, cada persona elige lo que más le gusta o conviene. Esto explica que podamos encontrar ciertas ideas en un grupo de la "Nueva Era", y otras diferentes en otro grupo de la misma corriente. Es como si nos presentaran un menú de autoservicio, en el que cada cual escoge lo que le parece.
Desgraciadamente, existen personas que niegan esto, y afirman que hay que "enriquecerse" con lo que nos ofrece la "Nueva Era". No nos dejemos confundir, debemos recordar lo que nos dice el mismo San Pablo: "Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades: apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas" (2 Tim 4,3-4)5.
Otros de los peligros de la "Nueva Era" es que sus ideas son difíciles de identificar, pues se disfrazan de mil maneras, pretendiendo autoafirmarse como una "Nueva Espiritualidad" dentro de la Iglesia Católica.
Todos estos peligros se hayan también presentes en los escritos de Anthony de Mello, pues este autor católico manifiesta una mentalidad muy cercana a la "Nueva Era", como más adelante comprobaremos. Si en sus escritos podemos hallar ciertamente algunas ideas y pasajes enriquecedores, al estar mezclados con graves errores en cuestiones centrales de nuestra fe —pone en palabras de Cristo frases que no se hallan para nada en los Evangelios—, globalmente considerados inducen a confusión y debilitan los cimientos de la verdadera fe católica.
Rasgos de la "Nueva Era" en los escritos de Anthony de Mello
Lo que nos dice Anthony de Mello y lo que nos enseña la Iglesia Católica
Para apreciar con claridad como las ideas de la "Nueva Era" están contenidas en los escritos de Anthony de Mello, haremos un análisis comparativo entre citas textuales de este autor y las verdades enseñadas por la Iglesia Católica. Comprobaremos así cuán reducida es la visión que tiene este autor sobre aspectos centrales de nuestra fe, frente al "Esplendor de la Verdad" que nos legó Cristo en su Iglesia.
D I O S
Lo que dice Anthony de Mello:
Se percibe claramente su orientación panteísta en los siguientes textos: "Concibe el aire como un océano inmenso que te rodea... un océano divinamente coloreado por la presencia y por el ser de Dios... Cuando introduces el aire en tus pulmones estás metiendo a Dios en ellos. Ten en cuenta que cada vez que respiras estás sostenido por el poder y por la presencia de Dios... Permanece ahí el tiempo que puedas...Toma nota de lo que sientes cuando te das cuenta que introduces a Dios dentro de ti cada vez que aspiras..."6.
"Toda la Creación es Cuerpo de Cristo"7.
Dios es inalcanzable: "Si no puedes decir nada de Aquel que supera todo pensamiento y toda palabra ¿cómo puedes preguntar algo acerca de él?"8.
Lo que enseña la Iglesa Católica:
Los cristianos creemos en un solo Dios, tres Personas distintas en un solo Dios verdadero (Santísima Trinidad), Creador de todas las cosas: "En el principio, Dios creó el cielo y la tierra… Sólo Él es creador. La totalidad de lo que existe depende de Aquel que le da el ser"9. De la nada creo el universo.El no es el universo, ni el universo es parte de El, sino una creación de Su Omnipotencia. Dios es un Padre amoroso y cercano.
C R I S T O
Lo que dice Anthony de Mello:
Cristo es un profeta más entre otros "iluminados": "El Maestro que aparece en estos cuentos no es una sola persona. Es un gurú hindú, un roshi zen, un sabio taoísta, un rabino judío, un monje cristiano, un místico sufí… Es a la vez Lao Tse y Sócrates, Buda y Jesús, Zaratustra y Mahoma. Su enseñanza abarca del siglo VII a.C. al siglo XX de nuestra era. Su sabiduría pertenece por igual a Oriente y a Occidente. Pero ¿importan realmente sus antecedentes históricos? A fin de cuentas, la historia es el relato de las apariencias, no de la Realidad; de las doctrinas, no del Silencio"10.
No hay que imitar a Cristo, aunque esa afirmación la disfrace con un "Para ser como Jesús", como podemos ver en esta cita: "No imites a nadie, ni siquiera a Jesús, Jesús no era copia de nadie. Para ser como Jesús, has de ser tú mismo, sin copiar a nadie, pues todo lo auténtico es lo real como era Jesús"11.
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
Dios nos lo ha dicho todo en Cristo, y en El está toda la Revelación.
"Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta"12. Nosotros afirmamos claramente que en Cristo está el "Esplendor de la Verdad", y no una verdad cualquiera. Cristo es "el único mediador entre Dios y los hombres. Es mediador por el hecho de ser Dios-hombre"13. Cristo es la plenitud de la Revelación de Dios.
Para el Papa "la única orientación del espíritu, la única dirección del entendimiento, de la voluntad y del corazón es para nosotros ésta: hacia Cristo, Redentor del hombre; hacia Cristo, Redentor del mundo. A El nosotros queremos mirar, porque sólo en El, Hijo de Dios, hay salvación, renovando la afirmación de Pedro 'Señor, ¿a quién iríamos? Tú solo tienes palabras de vida eterna' (Jn 6,68; cfr. Heb 4, 8-12.)"14. Sólo en Cristo está nuestra salvación, no en nadie más.
Debemos imitar a Cristo, pues "Jesús pide que le sigan y le imiten en el camino del amor, de un amor que se da totalmente a los hermanos por amor de Dios: 'Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado' (Jn 15,12). Este 'como' exige la imitación de Jesús, la imitación de su amor… El modo de actuar de Jesús y sus palabras, sus acciones y sus preceptos constituyen la regla moral de la vida cristiana"15.
Eucaristía
Lo que dice Anthony de Mello:
Su visión panteísta llega al extremo de negar la presencia sacramental de Cristo en la Eucaristía: "Toda la creación es Cuerpo de Cristo, y tú crees que sólo está en la Eucaristía. La Eucaristía señala esa creación. El Cuerpo de Cristo está por todas partes, y tú sólo reparas en un símbolo que te está apuntando lo esencial que es la vida"16.
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
La Eucaristía es Cristo mismo y no un símbolo; en "la Eucaristía está el mismo Cristo... es centro de cohesión y unidad de todos los cristianos… los que nos alimentamos de un mismo pan, el único Cuerpo de Cristo"17.
La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (Lumen gentium 11). La Sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua» (Presbyterorum ordinis 5)"18.
La máxima aspiración del ser humano
Lo que dice Anthony de Mello:
La máxima aspiración del hombre es alcanzar la "iluminación", una especie de estado de "sabiduría" que se puede lograr sin la ayuda de Dios, buscando dentro de uno mismo. De esta forma, el "conocimiento de sí" está por encima de la caridad, de las Escrituras y del culto a Dios:
"Una encarnizada persecución religiosa estalló en el país, y los tres pilares de la religión --la Escritura, el Culto y la Caridad-- comparecieron ante Dios para expresarle su temor de que, si desaparecía la religión, dejaran también ellos de existir.'No os preocupéis', dijo el Señor. 'Tengo el propósito de enviar a la Tierra a Alguien más grande que todos vosotros'. '¿Y cómo se llama ese Alguien?' 'Conocimiento-de-sí', respondió Dios. 'El hará cosas más grandes que las que haya podido hacer cualquiera de vosotros'."19
Si la plenitud está en alcanzar este conocimiento de sí, ya no hay por qué alcanzar la vida eterna tal como la Iglesia lo enseña; a lo sumo, la lucha por alcanzar la vida eterna queda reducida a una idea confusa que no compromete a nada:
"¿Cómo alcanzaré la vida eterna?" "Ya es la vida eterna. Entra en el presente". "Pero si ya estoy en el presente… ¿o no?" "No". "¿Por qué no?" "Porque no has renunciado al pasado". "¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado? No todo el pasado es malo…" "No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto."20.
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
La plenitud del hombre es vivir en gracia de Dios, como hijo suyo, excluyendo al menos todo pecado mortal. Esta plenitud será total cuando alcancemos el cielo, donde participaremos íntimamente de la misma vida de Dios. Mientras tanto, con la entrega y confianza en Dios, ayudados de su gracia, iremos creciendo en la santidad a la que nos llamó.
"La gracia del Espíritu Santo tiene el poder de santificarnos, es decir, de lavarnos de nuestros pecados y comunicarnos 'la justicia de Dios por la fe en Jesucristo' (Rm 3,22) y por el Bautismo."21.
"La primera obra de la gracia del Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación… (la que) establece la colaboración entre la gracia de Dios y la libertad del hombre."22.
Sufrimiento y cruz
Lo que dice Anthony de Mello:
El sufrimiento es obra de la mente. De esta forma, la cruz y el sufrimiento espiritual de Jesús quedan desvirtuados: "El sufrimiento no es real, sino una obra de tu mente. Si sufres es que estás dormido porque, en sí, el sufrimiento no existe, es un producto de tu sueño"23. Esta visión "adormece" nuestra solidaridad con el dolor de nuestro prójimo, y no nos ayuda a llevar nuestra cruz de cada día. Si todavía sufrimos es porque no estamos "iluminados"..
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
El sufrimiento, tanto físico como espiritual, es una realidad del ser humano, incluso de Cristo: "Cristo, en cuanto hombre que sufre realmente y de modo terrible en el Huerto de los Olivos"24.
El sufrimiento, a la luz de la Redención, nos purifica, y es una exigencia para llegar al cielo: "Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame"(Mt 16,24 y Mc 8.34) El Papa nos dice: "Nos unimos a sus sufrimientos (de Cristo) como el cuerpo a su cabeza. Sufrimos con Él para ser glorificados con Él"25.
Pecado y confesión
Lo que dice Anthony de Mello:
Induce a confusión respecto a la distinción entre el bien y el mal: "'Nada es bueno ni malo; es el pensamiento el que hace que lo sea', dijo el Maestro"26. Frase ambigua, que tiende a negar al menos la existencia del mal intrínseco (objetivo) de ciertos actos.
No somos responsables de nuestros actos y, por tanto, no debemos culparnos por ninguno de nuestros actos, por malicioso que nos pudiere parecer27: "Nadie hace el mal sin una justificación. Es la justificación la que lo engaña. Nadie se daña a sí mismo conscientemente, sino inconscientemente. El que hace el mal es un loco que no merece castigo, sino cura"28.
Cuestiona la Confesión, el sacramento de la Reconciliación con Dios: "El pintor Peruchini, se estaba muriendo y dijo a su mujer: 'déjame en paz, mujer, que quiero saber, tengo la curiosidad de saber, qué ocurre si me muero sin confesar. Yo he sido de profesión pintor, y Dios tiene como profesión perdonar, y espero que Él sea tan bueno en su profesión como he sido yo en la mía'"29.
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
El hombre, para hacer el bien, debe antes distinguirlo del mal: "El hombre, en su tender hacia Dios —solo Él es bueno—, debe hacer libremente el bien y evitar el mal. Pero para esto el hombre debe distinguir el bien del mal. Y esto sucede, ante todo, gracias a la luz de la razón natural, reflejo en el hombre del esplendor del rostro de Dios"30.
El hombre es responsable de sus actos: "Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. 'Quiso Dios dejar al hombre en manos de su propia decisión' (Si-15,4), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección"31.
La Confesión es ante todo reflejo del perdón y la misericordia divinas. Fue Cristo quién quiso que los apóstoles y sus sucesores perdonaran los pecados: "A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les quedarán retenidos"(Jn,20, 23). "¿Qué acto de humildad más verdadero y más indispensable, que la sincera manifestación de los pecados cometidos? Ahí está el remedio del vicio de donde proceden todos los demás vicios, la soberbia"32.
Compromiso con el prójimo
Lo que dice Anthony de Mello:
El compromiso con el prójimo está de más. Lo importante es llegar a la "iluminación" y así ser un espectador del mundo: "Ni tú, ni tus decisiones ni acciones importan en el desarrollo de la vida; es la vida la que importa y ella sigue su curso"33. Esto es gravemene anticristiano, pues nos "anestesia" ante el dolor y la necesidad, nos induce a buscar nuestra "comodidad" sin importarnos los demás.
La postura del hombre debe ser la de la pasividad: "Apártate del mundo para servir a la humanidad"34. "Siéntate tranquilamente y no hagas nada. La primavera llega y la yerba crece"35. "El Maestro insistía en que el auténtico reformador no era otro sino el que era capaz de ver que todo está perfectamente tal como está....y de dejarlo en paz"36.
Pensando así no es de extrañar lo que nos cuenta el P. R. Divarkar, un seguidor de Anthony de Mello, sobre lo que éste afirmaba justo antes de morir: "todo mi interés se centra en otra cosa: en el 'mundo del espíritu', y todo lo demás me resulta verdaderamente insignificante y sin importancia. Las cosas que tanto me importaban en el pasado ya no tienen interés para mí. Lo que ahora absorbe todo mi interés son cosas como las de Achaan Chah, el maestro budista, y estoy perdiendo el gusto por otras cosas. No sé si todo esto es una ilusión; lo que sí sé es que nunca en mi vida me había sentido tan feliz y tan libre.."37. La duda de si vive en pura ilusión le sale al paso, pero opta por no inquietarse. Para él, el "mundo del espíritu" es lo que él siente y nada más.
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
La acción debe inspirarse y coger su fuerza de la oración, y gracias a ello el cristiano se compromete con el prójimo y con el mundo: "A quién te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda" (Mt, 5,42). No debe ser pasivo, sino activo tranformador del mundo, tal como nos urge el Papa: "Nuevas situaciones, tanto eclesiales como sociales, económicas, políticas y culturales, reclaman hoy, con fuerza muy particular, la acción de los fieles laicos. Si el no comprometerse ha sido siempre algo inaceptable, el tiempo presente lo hace aún más culpable. A nadie le es lícito permanecer ocioso"38.
La fe sin obras es una fe muerta: "Es ante todo una exigencia que nace de la «fe que actúa por la caridad» (Gal 5,6), como nos exhorta la Epístola de Santiago: '¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe si no tiene obras, está realmente muerta'" (St 2, 14-17)39.
Cristo nos manda, no la "quietud", sino el apostolado: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 18-20).
La Iglesia y su doctrina, el Papa y los Santos
Lo que dice Anthony de Mello:
Da lo mismo ser ateo que seguir alguna religión: "No importa ser ateo, musulmán o católico"40. "No te importe lo que la religión o la sociedad prediquen"41.
Lo importante es mi conciencia (subjetivismo religioso y moral), no lo que la Escritura, el Papa o los santos nos puedan trasmitir de Dios:
"Cristiano: Me he concentrado con saber acerca de Ti de segunda mano, Señor. De las Escrituras y de los santos; de Papas y predicadores... Me habría gustado poderles decir a todos ellos: No creo por lo que vosotros habéis dicho, sino porque yo mismo le he escuchado a El."42.
De esta forma, su subjetivismo religioso supera hasta incluso el de los protestantes, que por lo menos creen en las Escrituras. Para este autor las Escrituras, el Papa, los santos, etc… son una especie de "profesionales de la religión"43 que estorban la relación entre Dios y nosotros.
Lo que nos enseña la Iglesa Católica:
Sólo en la Iglesia Católica está la plenitud de la salvación. Por esto Cristo fundó su Iglesia (Mt. 16,18-19), cuya sucesión apostólica no se ha interrumpido hasta nuestros días: "la plenitud de los medios de salvación le han sido confiados a ella (la Iglesia Católica)"44.
El Papa es Vicario de Cristo en la tierra, la cabeza de la Iglesia de Cristo: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia… A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos"(Mt 16, 18-19). Y Cristo le encargó guiarnos: "apacienta mis ovejas" (Cfr. Jn 21,15-17). Gracias al Papa y al Magisterio de la Iglesia podemos interpretar auténticamente las Escrituras. Por la autoridad que le confirío Cristo, debemos obediencia al Papa en cuestiones de fe y moral. San Ignacio de Loyola, fundador de La Compañía de Jesús (orden a la que De Mello pertenecía), específicamente quería en su orden "La universal subordinación al Vicario de Cristo. Y cuanto esta subordinación sea mejor guardada, el gobierno de la congregación es mejor, y si falta ésta se ven en todas las congregaciones faltas tan notables"45.
Los santos nos recuerdan que todos estamos llamados a la santidad. Ellos fueron pecadores como nosotros, pero por la gracia de Dios y su colaboración alcanzaron las cumbres de la santidad donde brilla su caridad.
La Oración
Lo que dice Anthony de Mello:
La oración es "sabiduría oculta", secreta, que sólo los "iluminados" alcanzan: "Estos cuentos poseen todos ellos, sin embargo, una peculiar característica: si se leen de una determinada manera, ocasionan un verdadero crecimiento espiritual"46. "Escondida en sus páginas (no en las palabras impresas, ni siquiera en los propios cuentos, sino en su espíritu, en su talante, en su atmósfera) hay una sabiduría que no puede expresarse en lenguaje humano"47.
Esa sabiruduría se alcanza sin esfuerzo: "Porque esto es lo que significa la SABIDURIA: cambiar sin el menor esfuerzo por tu parte; ser transformado, lo creas o no, por el simple hecho de despertar a la realidad, que no consiste en palabras y que está fuera del alcance de las palabras"48.
Se puede aprender a orar, como se puede aprender a tocar un instrumento; "Aprender a orar es exactamente igual que aprender otro arte o técnica"49.
Rebaja la oración cristiana al mismo nivel de las técnicas hindúes ajenas a Cristo. Así, en uno de sus primeros libros (Sadhana) afirma lo siguiente: "¿Tiene alguna importancia que te concentres en una imagen del Salvador, en un libro, en una hoja o en una mancha en el suelo? Un amigo jesuita interesado en todas estas cosas me aseguraba que, diciendo constantemente «uno-dos-tres-cuatro» rítmicamente, alcanzaba resultados místicos idénticos a los que de sus compañeros más religiosos afirmaban alcanzar mediante la devota y rítmica recitación de alguna jaculatoria. Y le creo. Existe, indudablemente, un valor sacramental en el empleo de la espina religiosa, pero, por lo que atañe a nuestra finalidad, tan buena es una espina como otra"50.
Lo que enseña la Iglesa Católica:
La verdad está solamente en Cristo, y "la humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios"51.
No debemos apoyarnos en "sabidurías" humanas, aunque sean esotéricas, pues no se basan en Cristo, Camino, Verdad y Vida: "El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama" (Lc 11,23). Una "ciencia" o sabiduría sin cruz, donde no está Cristo, solamente puede conducir al alejamiento de Dios.
La oración es para contemplar a Cristo en su "Sacratísima Humanidad", como afirmaba Santa Teresa: "Ciertamente el cristiano tiene necesidad de determinados tiempos de retiro en la soledad para recogerse y encontrar, cerca de Dios su camino. Pero, dado su carácter de criatura, y de criatura consciente de no estar seguro sino por la gracia, su modo de acercarse a Dios no se fundamenta en una técnica, en el sentido estricto de la palabra. Esto iría en contra del espíritu de infancia exigido por el Evangelio. La auténtica mística cristiana nada tiene que ver con la técnica: es siempre un don de Dios, cuyo beneficiario se siente indigno"52.
¿Existen verdaderas razones para leer a Anthony de Mello?
Estamos seguros de que muchas personas leen a este autor con la intención de mejorar su oración, de enriquecerse espiritualmente o de ayudar a los demás. Estas razones no justifican, si realmente lo pensasen, el peligro al que se exponen.
Algunos lo leen para mejorar en su oración. Pero al pretender enriquecer la oración cristiana con elementos extraños al cristianismo, se introducen elementos que la deforman, y la oración acaba siendo "una técnica" para conseguir la "iluminación", a base de utilizar elementos panteístas o repeticiones orientales tipo "mantras", poniendo el apoyo en elementos humanos, en vez de buscar humildemente el diálogo con Dios, del que proviene toda gracia.
Otros para tener ejemplos prácticos y claros en la predicación. Al ser muchos de ellos contrarios a nuestra fe, tal como hemos probado, y trasmitir sólo sabiduría humana, no solamente deforman la conciencia del pueblo, sino que al perder el tiempo explicándolos, se desperdicia una oportunidad preciosa de proclamar la verdadera palabra de Dios.
Otros para tener ideas con que poder acercarse mejor a los niños en la catequesis. El uso de estos "cuentos" con los niños no puede tener justificación alguna, ya que los niños, más que nadie, deben ser catequizados con una doctrina clara sin deformaciones, de forma que entiendan perfectamente el mensaje de Jesús. "Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis" (Mt.19,14). Es imposible que utilizando adulteraciones hindúes pueda el niño tener una fe clara de Jesús como Salvador. Pensemos sólo en las lecciones de "Historia Sagrada" que recibimos cuando niños, y que despertaron en nosotros el amor hacia Cristo, La Eucaristía, La Virgen y La Sagrada Familia.
Conclusión
Algunos podían objetar a nuestras críticas a las ideas de Anthony de Mello que sólo en sus últimos libros se le "fue la mano". En este análisis hemos incluimos a propósito dos de sus primeros libros; "Sadhana" y "Contacto con Dios", el primero publicado por primera vez en 1978 en la India, y el segundo, sus escritos inéditos de "ejercicios espirituales". En todos los libros que hemos leído de este autor, incluyendo los dos mencionados, hemos encontrado profundas divergencias con la doctrina católica.
Otros podrían objetar que cuando leen sus libros saben discernir lo bueno de lo malo, pero cuando así lo hacen no se dan cuenta del peligro al que se exponen. Si algunas ideas erróneas claramente se identifican, no sucede así en muchísimas otras, las cuales se caracterizan sobre todo por suambiguedad. Y sobre todo, existe el grave peligro de entretenerse con "fábulas" meramente humanas, dejando de profundizar en la palabra de Dios. ¿Qué profesor universitario recomendaría un libro lleno de errores a sus alumnos? ¿Y lo vamos a hacer cuando los errores atañen a nuestra salvación?
El Papa con amor de Pastor nos advierte lo siguiente: "Cuestión aparte es el renacimiento de las antiguas ideas gnósticas en la forma de la llamada la "New Age". No debemos engañarnos pensando que ese movimiento pueda llevar a una renovación de la religión. Es solamente un nuevo modo de practicar la gnosis, es decir, esa postura del espíritu que, en nombre de un profundo conocimiento de Dios, acaba por tergiversar Su Palabra sustituyéndola por palabras que son solamente humanas"53 , y el Papa también afirma que la gnosis nunca ha desparecido del ámbito del cristianismo, pues "con una decidida aunque a veces no declarada divergencia con lo que es esencialmente cristiano"54.
Podemos resumir con San Pablo: "Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo" (Col 2,8).
Notas: 1. Juan Pablo II, discurso a los obispos de Iowa, Kansas, Missouri y Nebraska en ·visita ad limina´, el 28 de mayo de 1993, en L´Obsservatore Romano, n. 24, 11 de junio de 1993, pp. 11-12. (Ver también lo que dice al respecto del la "Nueva Era" el Papa en las pp.103-104 de su libro "Cruzando el umbral de la Esperanza"). 2. Carta introductoria a la Instrucción Pastoral sobre el la "Nueva Era" del Arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera, Ed. Siempre Fiel, Monterrey, N.L., 1996. 3. C. Vidal Manzanares, Diccionario de Sectas y Ocultismo, Ed. VD., p. 167. 4. Ibídem. 5. Todas las citas bíblicas están tomadas de la Biblia de Jerusalén, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao, España. 1975. 6. A. de Mello. Sadhana pp 41-42, 21ª Ed. Sal Terrae. Santander, España. 1993. 7. A. de Mello. Autoliberación Interior, pp 124, Ed. LUMEN, Buenos Aires, Argentina, 1988. 8. A. de Mello. ¿Quién puede hacer que amanezca? P 196, Ed. Sal Terrae, Santander, España. 1985 (9ª Ed. 1993). 9. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 290. 10. ¿Quién puede hacer que amanezca?, op. cit. P 6. 11. Autoliberación Interior, op. cit. pp 28. 12. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 65. 13. Cruzando el umbral de la Esperanza, op. cit. p 61-62. 14. S.S. Juan Pablo II, Redemptor hominis, n 7b. 15 S.S. Juan Pablo II, Veritatis Splendor, n 20ª. 16. Autoliberación Interior, op. cit. p 124. 17. F. Rodero y A. Izquierdo, En La Escuela de Cristo, Ed. EDICEP, p. 78, Valencia, España, 1996. 18. Catecismo de la Iglesia Católica 1324-1327. 19. A. De Mello, La Oración de la Rana, Tomo I, p 37, Ed. Sal Terrae, Santander, España. 1988. 20. ¿Quién puede hacer que amanezca?, op. cit. p 31. 21. Catecismo de la Iglesia Católica n. 1987. 22. Ibidem n. 1989 y 1993. 23. Autoliberación Interior, op. cit. p. 9. 24. S.S. Juan Pablo II, Dives in misericordia, n.7c. 25. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 793. 26. ¿Quién puede hacer que amanezca?, op. cit. p. 119. 27. Cfr.¿Quién pude hacer que amanezca?, op. cit. p. 96. 28. Autoliberación Interior, op. cit. pp. 46-47. 29. Autoliberación Interior, op. cit. p.123. 30. S. S. Juan Pablo II, Veritatis Splendor, n.42. 31. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1730. 32. R. Garrigou-Lagrange, Las Tres Edades de la Vida Interior, Ed. Desclée de Brouwer, Buenos Aires, Argentina, 3ª. Ed. 1944, p. 465. 33. Autoliberación Interior, op. cit. p. 11. 34. Cfr. ¿Quién puede hacer que amanezca?, op. cit. p. 82. 35. Ibidem, p.108. 36. Ibidem, p. 227. 37. La Oración de la Rana, Tomo I, op. cit. p. XIV. 38. S.S. Juan Pablo II, Christifideles laici n.3. 39. S.S. Juan Pablo II, Evangelium vitae n. 87a. 40. Autoliberación Interior, op. cit. p. 8. 41. Autoliberación Interior, op. cit. p.8. 42. Canto del Pájaro, op. cit. p.213. 43. Cfr. El Canto del Pájaro, op. cit. p. 72. 44. Lumen gentium, n. 8. 45. Cfr. Ibidem. 46. El Canto del Pájaro, op. cit. p. 11. 47. ¿Quién puede hacer que amanezca?, op. cit. p. 6. 48. Ibidem, p. 6. 49. A. de Mello, Contacto con Dios, Ed. Sal Terrae, Santander, España, p. 231, 1991. 50. Sadhana, op. cit. p. 38-39. 51. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2559. 52. Cfr. Sta. Teresa de Jesús, Castillo Interior IV, 1,2. Citada en: Carta a los Obispos de la Iglesia Católica Sobre Algunos Aspectos de la Meditación Cristiana, Congregación para la Doctrina de la Fe, 1989. N. 23. 53. Cruzando el Umbral de la Esperanza, op. cit. pp. 103-104. 54. Ibidem, p. 104
Acerca de Diego García
Mi nombre es Diego Fernando García, soy el administrador del Pensamiento Serio.
Soy un lector de filosofía, libros que hablan de pensamiento humano, mi corriente filosófica es: neo-realismo analógico.
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