Carta a las parroquias Sobre el
Mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos
Viernes, 27 de enero 2012
el arzobispo Thomas Wenski - La Arquidiócesis de Miami
26 de enero de 2012
Estimados hermanos
y hermanas en Cristo:
Me dirijo a ustedes
con relación a un asunto serio y alarmante que afecta directa y negativamente a
la Iglesia en los Estados Unidos, y que atenta contra el derecho fundamental a
la libertad religiosa de todos los ciudadanos de cualquier fe. El gobierno federal,
que pretende ser “de, por y para el pueblo”, acaba de asestar un duro
golpe a casi una cuarta parte de esas personas—la población católica—y a
millones más de personas a quienes los fieles católicos proporcionan sus
servicios.
El Departamento de
Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos anunció la semana pasada que
casi todos los empleadores, incluyendo las instituciones católicas, serán
obligados a ofrecer a sus empleados cobertura médica y de salud que incluya la
esterilización, drogas que inducen abortos y anticonceptivos. Casi todas
las entidades que ofrecen seguro médico a sus empleados serán forzadas a
incluir esos “servicios” en sus pólizas de seguro médico. Y casi todas las
personas estarán obligadas a comprar esa cobertura como parte de su póliza.
Con esta decisión,
la Administración ha dejado de lado la Primera Enmienda de la Constitución de
los Estados Unidos, negando a los católicos la primera y más fundamental
libertad de nuestra Nación, la libertad religiosa. Como resultado, y a menos
que la regulación sea revocada, nosotros los católicos nos veremos obligados a
violar nuestras conciencias o a dejar de ofrecer seguro médico y de salud a
nuestros empleados (y a sufrir sanciones económicas por hacerlo). La única
concesión que hizo la Administración fue dar a nuestras instituciones un año
para acatar la orden legislativa.
No podemos—y no lo
haremos—cumplir con esta ley injusta. No se puede hacer a las personas de fe
ciudadanos de segunda clase. Ya se han unido a nosotros hermanas y hermanos de
todas las religiones y muchas otras personas de buena voluntad en este
importante esfuerzo para recuperar nuestra libertad religiosa. Nuestros
padres y abuelos no llegaron a estas costas para que después de ayudar a
construir las ciudades y pueblos de los Estados Unidos, su infraestructura y
sus instituciones, sus empresas y su cultura, sólo para que sus descendientes
sean despojados de los derechos otorgados por Dios. En generaciones pasadas, la
Iglesia siempre ha contado con los fieles para defender y proteger sus sagrados
derechos y obligaciones. Espero y confío que pueda contar con esta generación
de católicos para hacer lo mismo. Nuestros hijos y nietos no merecen nada menos.
Y, por lo tanto,
les pido dos cosas. La primera, que como comunidad de fe, debemos
comprometernos a orar y ayunar para que la sabiduría y la justicia prevalezcan,
y la libertad religiosa pueda ser restaurada. Sin Dios, no podemos hacer nada;
con Dios, nada es imposible. En segundo lugar, les recomiendo que visiten la página
web www.usccb.org/conscience, para informarse mejor sobre este asalto grave a
la libertad religiosa, y sobre cómo ponerse en contacto con el Congreso en
apoyo de una legislación que revoque la decisión de la Administración.
Atentamente en
Cristo,
Reverendísimo
Monseñor Thomas Wenski
Arzobispo de Miami.
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