viernes, 31 de agosto de 2012
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Santo Tomas de Aquino su obra y su vida 2
Vuelve a Italia a enseñar en la universidad de
Nápoles.(1272-1273).
1.
Ante semejante situación de hecho y ante la insistencia del rey Calos I
de Anjeo, que lo pedía como profesor de la universidad de Nápoles, los
superiores no creyeron oportuno detenerlo más tiempo en París y le dieron la
orden de regresar a Italia inmediatamente después de la Pascua, sin esperar el
fin del curso. Sucediéndole en la cátedra parisiense fray Romano de Roma
hermano del cardenal Rosso-Orsini.
2.
Tomás se puso en camino a fines de abril y llegó a Florencia poco antes
del 21 de Mayo, Pascua de Pentecostés, en donde se celebra a la sazón el
capitulo general de la orden y el provincial
de la provincia romana. Es seguro que Tomás asistió como vocal a este
último, en calidad de predicador general. En él le nombró regente de un Estudio
General de Teología que debía establecer en la provincia, además del ya
existente en Orvieto, dándole plenos poderes para elegir sitio, personal
docente y estudiantes .
3.
Entretanto había llegado el capitulo general una carta del rector de la
universidad de París y de los profesores de la facultad de artes, en la que
hacían gran sentimiento del traslado de fray Tomás y suplicaban instantemente a
los padres capitulares que le permitiesen quedarse en París regentando su
cátedra. Pero la decisión estaba tomada y ejecutada y Tomás eligió el convento
de Santo Domingo el mayor de Nápoles como cede del nuevo estudio general. Era
el lugar más apto de la provincia, pues Roma estaba entonces en plena
decadencia y había sido ya señalado como tal por varios capítulos generales y
provinciales.
4.
Terminado el capitulo, emprendió Tomás su camino hacia Roma, en
dirección de Nápoles, acompañado de fray Riginaldo y de fray Tolomeo dei
Fiadoni, que él escogió como estudiante del nuevo estudio.
5.
Después de una breve pausa en la Ciudad Eterna, reanudó su viaje hacia
el mediodía, haciendo un pequeño rodeo por el castillo de Morara para saludar a
su amigo el cardenal Ricardo degli Anivaldi. Pero allí cayeron enfermos él y
fray Reginaldo. El, que padecía de tercianas, curó bastante pronto. En cambio,
fray Reginaldo, que sufría de fiebre continua, empeoraba de día en día; tanto
que los médicos del cardenal pronosticaban un fatal desenlace. Entonces Tomás,
que llevaba consigo sobre su pecho y suspendida al cuello una reliquia de Santa
Inés, se acercó a fray Reginaldo y le dijo: “ Tome esta reliquia, póngasela al
cuello y encomiéndese a la Santa con plena confianza”. Hózalo así y quedó
repentinamente sano de su dolencia. En memoria y agradecimiento por tal insigne
beneficio, dispuso nuestro Santo que se celebrase todos los años solemnemente
la fiesta de Santa Inés en el convento de Nápoles con una buena comida a la
comunidad, como en efecto se hizo mientras el vivió.
6.
Ya plenamente establecidos, continuaron su viaje a Nápoles, a donde
llegaron a primeros de septiembre. Los superiores le instalaron en una celda
independiente y bien orientada, que tenía adjunta una terraza descubierta, para
que el santo, que acostumbraba a meditar paseándose, pudiese trabajar con más
comodidad. También pusieron un hermano a su servicio, especialmente cuando
estaba enfermo, pues su salud estaba ya bastante quebrantada. Se sabe que
primeramente le sirvió fray Santiago de Salerno, y después fray Concilio Copa.
7.
Pero, apenas instalado, tuvo que desplazarse de nuevo para arreglar
asuntos de familia, de su hermana adelasia, que había quedado viuda
recientemente con cuatro hijos de menor edad, pues su marido, Roger de Aquilla.
Conde de Traettro y de Fondi, había muerto en su castillo el 26 de agost,
nombrándole su albacea. Con este motivo no solamente se traslado a Traettro, en
donde hizo el día 20 de septiembre la petición de los bienes dejados por su
cuñado, sino que hizo, además, un viaje a Capua para entrevistarse con el rey
(27 de septiembre), a fin de poder restituir a sus legítimos dueños, sin
obstrucción, los bienes inmuebles y tierras que el difunto conde se había
apropiado injustamente y en su testamento había mandado devolver.
8.
De esta suerte no pudo comenzar sus lecciones, y además ejercicios
escolares hasta bien entrado el mes de octubre. Daba sus lecciones en el propio
convento, lo mismo que en París; pues el
estudio General Dominicano era público y sus clases estaban agregadas a la
Universidad, al igual que los Estudios de los franciscanos y de los agustinos,
ya que la universidad no tenía escuelas propias de teología como la de París.
El rey, por decreto del 15 de octubre, asigno a Tomás un salario anual de doce
onzas de oro, pagaderas en otras tantas mensualidades, el primero de cada mes,
al prior del convento de Santo Domingo o a quien él legítimamente delegare.
Igual subsidio daba a los demás profesores.
9.
Explico en este curso el primer tercio del Salterio, los primeros
cincuenta y cuatro salmos, y continuo la exposición de las epístolas de San
Pablo, desde el capítulo 11 de la primera a los corintios hasta el final de
todas ellas. Estas lecturas no han sido transmitidas en forma de reportación
por fray Reginaldo de Priverno.
10.
Predicaba también con frecuencia no en latín, como en París, sino en si
dialecto Napolitano. En 1273, desde el pulbito de la iglesia de Santo Domingo
dirigió a los fieles la palabra todos los días desde el 12 de febrero hasta el
9 de abril, es decir, desde la Sexagésima hasta la Pascua, exponiéndoles el
Símbolo de los apóstoles, la oración dominical, el avemaría y el decálogo, que
han llegado hasta nosotros en forma de reportaciones por Pedro de Andria.
11.
La muchedumbre se agolpaba para escucharle. Oyéndole con tanta atención
y reverencia como si hablase el mismo Dios. Y cuenta Juan de Blas, justicia de Nápoles,
en el proceso de canonización, que predicaba con los ojos cerrados o extáticos
y dirigidos al cielo: oculis clausis, contemplativis et directis ad caelum.
12.
Tampoco le faltaron consultas y peticiones, que él satisfizo con su
bondad proverbial. Sus opúsculos De mixtione elementorum y Motu cordis responde
a consultas de un cierto Felipe. Y a su querido y fiel compañero fray Reginaldo
de Priverno, que le había pedido un pequeño manual de teología y unas instrucciones
sobre los ángeles, dedicó su compendium Theologiae y su opúsculo De substantiis
separatis.
13.
Simultáneamente comento lo libros de Aristóteles De caelo et mundo y
empezó a comentar los De generatione et corruptione. Pero, sobre todo, continuo
la composición de la suma teológica, escribiendo la tercera parte, que trata de
la encarnación, de la redención y de los sacramentos. Por cuaresma de 1273 escribiría
sobre los misterios de la vida , pasión y muerte del Salvador. Estaba absorto
en la contemplación de tan altos misterios. Precisamente el 26 de marzo,
domínica de Pasión, se ocupa de escribir sobre las penas y dolores de
Jesucristo en el proceso de su sagrada pasión; durante la celebración de su
misa, a la que asistieron muchos señores y caballeros, sufrió un éxtasis
acompañado de tantas lagrimas, que parecía se reproducían en él las penas del
mismo Cristo y tan prolongado, que hubieron de sacudirlo tan fuertemente para
que volviese en sí y continuase el Santo sacrificio. Terminado éste y vuelto a la sacristía, se le acercaron
algunos seglares y religiosos, que habían asistido deseosos en saber lo que le
había pasado. El los recibió amablemente pero no les dijo nada de lo que había
visto o había experimentado. En los meses siguientes trabaja sin descanso,
escribiendo y dictando sobre los sacramentos. Al tratar de la eucaristía, solía
bajar a la iglesia cuando no había nadie en ella, es decir, por la noche antes
de maitines. Allí en la capilla de San Nicolás, se postraba en oración y pasaba
largas horas de rodillas ante el crucifijo. Lo mismo había hecho cuando escribía
sobre la muerte y resurrección de Cristo. El sacristán fray Domingo de Caserta,
lo sorprendió una vez elevado dos codos sobre el suelo, y oyó la voz del crucificado,
que le decía: “Tomás está muy bien lo que has escrito de mí, ¿Qué galardón
quieres por tu trabajo?!. Él le respondió : “ Señor, no quiero más que a ti
solo”.
14.
A primeros de noviembre comienza con el sacramento de la penitencia.
Dicta y escribe varias cuestiones. El 5 de diciembre ha dictado las cuestión
90, que versa sobre las partes de la penitencia general. Al día siguiente,
fiesta de San Nicolás, celebra en su capilla con especial devoción. Ha tenido
un arrobamiento muy prolongado y ha derramado muchas lagrimas. Está como fuera
de sí. Oye otra misa, como de costumbre, pero no ayuda a ella. Quieto, de
rodillas, no hace más que llorar.
Acerca de Diego García
Mi nombre es Diego Fernando García, soy el administrador del Pensamiento Serio.
Soy un lector de filosofía, libros que hablan de pensamiento humano, mi corriente filosófica es: neo-realismo analógico.
Escritor de blog, artículos, creador del proyecto «pensamiento serio» Es un sitio de filosofía sociedad y religión católica. Con recursos como: texto, imagen, audio , vídeo, diapositivas y diferentes formatos adaptados a este espacio.
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