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sábado, 1 de septiembre de 2012

Santo Tomas de Aquino su obra y su vida 3

Cesa de escribir y toma un breve descanso en el castillo de San Severino (6 de diciembre de 1273-6 de enero de 1274).

1.       Por fin vuelve a su celda. Poco después, fray Reginaldo y los demás amanuenses se presentan ante él, como todos los días, para continuar el trabajo. Fray Tomás les agradece sus servicios, pero les dice que por entonces no puede dictar nada. Se van. Dos horas más tarde vuelve fray Reginaldo por si necesitase ayuda. Sorpresa. La mesa de trabajo de fray Tomás está completamente transformada. No hay en ella códices, ni papel, ni plumas, ni tintero. Todo lo ha archivado en un armario. El no pasea ni lee sentado. Está de rodillas, y sus ojos son dos fuentes de lágrimas.

2.       ¿Qué le pasa?, pregunta fray Reginaldo. ¿ No quiere que continuemos el trabajo de la suma?. Hijo no puedo le contesta. Al día siguiente continúa los mismo, como fuera de sí; y este estado se prolonga un día y otro. Lleva ya más de una semana. Su compañero le insta todos los días para que termine su obra, por ser muy de servicio de Dios, y siempre obtiene la misma respuesta: “Fray Reginaldo, no puedo”.

3.       Intrigado este, llegó a temer que era agotamiento, debido a su excesivo trabajo, y comunicó sus temores al prior. Ambos convinieron , asesorados por el médico, en que fray Tomás necesitaba inmediatamente unos días de descanso y distracción, sobre todo porque se acercaba el tiempo de que debía partir para el concilio de Lyon, adonde había sido convocado personalmente por Gregorio X. Para ello ningún sitio mejor que el castillo de San Severino, en donde tenía la residencia invernal su hermana Teodora, condesa de Marsico. Esta que amaba tiernamente a su ilustre hermano le prodigaría lo cuidados mas exquisitos.

4.       Obedeciendo pues las ordenes del prior, se puso en viaje con fray Reginaldo y el Donato fray de Salerno, tomando la vía Popilia, que pasa por pompella, Salerno, Nocera y Rota. El viaje le resultaba muy pesado, por el precario estado de salud, e hicieron una parada de varios días en el convento de Salerno. A pesar de todo, allí acudía a todos los actos de comunidad, incluso a los maitines de la noche, después de los cuales todavía se quedaba orando largo tiempo ante el altar mayor. Y mientras esto hacia una noche, fray Reginaldo y fray Santiago de Salerno lo vieron arrobado y elevado más de dos codos sobre el suelo.

5.       Después de este descanso, reanudaron su viaje y llegaron, por fin, al castillo de San Severino días antes de la navidad. Su hermana salió a recibirle y quedó sorprendía al ver que a su cordial y efusivo saludo apenas contestó Tomás con algún monosílabo incoherente, instalados ya en el castillo, preguntó al armadamente a fray Reginaldo: “ Que le pasa a mi hermano, que parece que esta elevado y  apenas a contestado nada a mi saludo”. “ Esta así le contesto, desde el día de San Nicolás, y desde esa fecha no ha escrito ni una letra ni dictado una palabra”.

6.       La condesa hizo lo imposible por reanimarlo, prodigándole toda suerte de cuidados; pero Tomás apenas encontró un leve mejoría. Pasadas las navidades, se despidió de su hermana y emprendió el viaje de regreso a Nápoles. Ella quedó desoladísima, presintiendo que era la última vez que lo veía”

7.       Ya de vuelta en el convento de Santo Domingo, volvió a insistirle fray Reginaldo una y otra vez que hiciese un pequeño esfuerzo para acabar  la suma, pues le faltaba muy poco, y la leve mejoría que había experimentado le bastaba para ello. Pero Tomás le respondía invariablemente no puedo. ¿Por qué no puede?, le replicaba aquél. Hasta que una vez cansado de no obtener respuesta a esta réplica, le suplicó con lagrimasen los ojos: “               Dígame, por amor a Dios, por qué no puede”. Al verse conjurado en nombre de Dios, le contestó: “ Después de lo que Dios se dignó revelarme el día de San Nicolás, me parece paja todo cuanto he escrito en mi vida, y por eso no puedo escribir nada más. Pero en el nombre del mismo Dios que has invocado, te ruego y mando que no digas a nadie mientras yo viva lo que acabo de manifestarle”.

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