«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida». Juan 14,6.
Los cristianos vivimos en el mundo pero no somos del mundo. A que mundo nos referimos; a
todo aquello que representa una vida fuera de la voluntad de Dios. Una forma de vivir, pensar
y actuar conforme a las reglas del mundo sin Dios. Este vivir como si Dios no existiera, nos
ubica fuera del camino a la vida eterna.
Muchas personas hoy en día poco piensan en las verdades eternas, están demasiados
distraídos u ocupados en tantas tareas diarias, se va perdiendo el rumbo en pequeños caminos
que nos alejan de Dios. Si creemos que Jesús es el Camino, la pregunta inmediata será, que tan
cercano o alejado estoy de Jesús. Cómo vivo mi fe en Jesús, verdaderamente en mí corazón
brota la alegría de vivir intensamente cada día conforme a la voluntad de Dios.
Con frecuencia escuchamos expresiones; tener calidad de vida, o darle una mejor vida a los
hijos. En que pensamos al decir estás expresiones, cada uno tiene la respuesta en su corazón.
Si Jesús es la Vida , debemos buscarlo, seguirlo, y seremos felices.
La vida se vive superficialmente o profundamente. Una habla de poco esfuerzo y la otra habla
de un camino de transformación interior. Hablar de la vida: principio interno de movimiento y
de acción existente en todo ser vivo, es reconocer que toda vida posee una relación con Dios,
que es su fuente y pertenece por tanto a la esfera de lo sagrado. Llamados a vivir en amistad
con Dios; sólo así podremos vivir en la verdadera alegría de la vida.
La manifestación exterior se deriva de la vida interior y ésta implica la transformación del
modo de sentir, de juzgar, de pensar, de acuerdo con Cristo.
Este camino de vida interior significa; dejar atrás el mundo sin Dios, una vida superficial y
caminar en la presencia de Dios. Vida interior, para vivir una vida plena.
Padre Romeo
http://renovacioncarismatica.com/Descargas/Reflexiones/Reflexion-15Mayo10.pdf
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