“No puede haber auténtica paz sin respeto de la vida, especialmente de la inocente e indefensa como la de los niños por nacer”, declaraba a los miembros del “Movimento per la vita italiano” el 22 de mayo de 2003, quien pronto será formalmente proclamado santo, el beato Papa Juan Pablo II.
Son permanentes los pronunciamientos de este santo Papa en defensa de la vida a lo largo de sus más de veintiséis años de pontificado. Así en su encíclica
Evangelium Vitae (25.03.1995), con certera claridad recoge y desarrolla en los números 61, 62 y 63 de la misma, las declaraciones de otros documentos magisteriales y de la Sagrada Escritura al respecto.
El amor de su madre
Pero el aborto es una realidad que rozó la vida del pronto santo, cuando aún ni siquiera era conocido como el bebé Karol Wojtyla, sino como la persona que crecía en el vientre de su madre.
Para tan delicado asunto Portaluz se remite a transcribir lo publicado el año 1998 por la revista italiana Chi, según se consigna en el libro “Recordando a Juan Pablo II” de Pedro Beteta (2009, Ediciones Rialp) y –entre otros- reproducido más recientemente en adaptación libre por el librillo “El hombre detrás de S.S. Juan Pablo II” (2012, Publicaciones de la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile”):
“Nos situamos en el 18 de mayo de 1920. El día es primaveral, la paz entre Polonia y la Rusia soviética está a punto de firmarse. Ésta tuvo lugar en octubre de ese año, por lo que se vive ya una paz para la nación polaca abriéndose así la esperanza después de una interminable primera guerra mundial. Ese día nace un niño como fruto del amor de un joven y humilde matrimonio polaco. Sucede en Wadowice, un pueblecito a cincuenta kilómetros de Cracovia, y es el tercer hijo de su familia. Fue bautizado con el nombre de Karol José por el sacerdote Franciszek Zak, el 20 de junio de 1920 en la iglesia parroquial de Wadowice. Antes había nacido una niña, Olga, que moriría antes de nacer él.
A comienzos de 1998, la revista italiana Chi publicó la noticia de cómo la madre de Karol Wojtyla no quiso ceder a los consejos de los médicos para que abortara. Juan Pablo II vino a este mundo porque su madre, Emilia Kaczorowska, se negó a «interrumpir el embarazo»…”
(Pp 33 y ss libro “Recordando a Juan Pablo II”)
“Su madre se encontraba enferma, por lo que su embarazo afectaba negativamente su estado de salud. Por este motivo los médicos le recomendaron “interrumpir el embarazo”. Pese a ello la madre del futuro Papa se negó a abortar y, dispuesta a sacrificar la vida por el hijo, se arriesgó y dio a luz. El niño nació sano (…)”
(Pp 7 Librillo “El hombre detrás de SS Juan Pablo II”)
Pero esta narración que devela un tramo de la historia de Juan Pablo II, desconocida para muchos y publicada originalmente por la revista italiana Chi, tiene un detalle no menos significativo.
Sor Lucía, vidente de Fátima, cita los hechos
Sor Lucía, la vidente de Fátima, hizo referencia a este hecho en entrevista concedida a Antonio Colao, publicada en 1998 por el periódico Asturiano “La Voz de Avilés” y reproducida el 7 de noviembre de 1998 por el Semanario Alfa y Omega del Arzobispado de Madrid (
ver copia en pp 22: “Sor Lucía de Fátima y el aborto”).
Dice en parte de la entrevista Sor Lucía:
“El aborto es un crimen que se viene perpetrando desde fechas inmemoriales. (…) Con los gastos sufragados por el Estado, lo han convertido en un pecado mortal colectivo. (…) Es de notar que, conforme a lo publicado en la revista Chi, el Papa está en el mundo porque su madre se negó a abortar. (…) Si esta madre hubiera decidido lo que tantas otras, la pérdida de este hombre sería de repercusión universal. Esto nos hace pensar cuántos seres humanos potencialmente creadores de bien y santos como el Papa habrán sido abortados desde que las leyes inicuas entraron en vigor dando paso libre a crímenes tan horrendos.”
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