TRAS LAS HUELLAS DE DESCARTES

Al dar una mirada a nuestra realidad se descubre un factor que de alguna manera afecta nuestras costumbres y la tradición cultural. Es la validad, pero entendida desde el punto de vista latinoamericano, en este caso es falta de personalidad, es la imitación o simulación de lo que no poseemos^[1]. La razón está en la Europa que colonizó estas tierras implanto su forma de pensar y de ver las cosas, nosotros ante ellos nos sentimos inferiores, creemos que la gran riqueza de la persona es alcanzar sus especializaciones en el antiguo mundo, pero por mirar ese horizonte como algo tan anhelado, nos hemos olvidado de la gran riqueza que posee el nuestro. Con palabras de Descartes “el conversar con los que vivieron en otros siglos y el viajar, vienen a ser los mismo. Muy útil es saber algo de las costumbres de los distintos países, a fin de juzgar rectamente las nuestras”^[2]. Aquí pone de manifiesto que la preparación intelectual tiene sentido cuando hay un campo de aplicación a nuestro entorno, pero continúa diciendo: “pero cuando se viaja mucho, se llega a ser extranjero en el país natal, y cuando es grande el entusiasmo por las cosas de los siglos que pasaron, se desconocen las de este. Esto ocurre con mucha frecuencia”^[3]. Lo decía refiriéndose al tiempo que había dedicado en la lectura de los libros antiguos que lo llevaron a desconfiar de sabiduría que se había creado hasta el momento.

Pienso que nuestro error radica en repetir cosas fuera de contexto, en la historia hay una gran riqueza, que debemos descubrir, pero por habernos olvidado de lo nuestro, la realidad no cobra sentido, porque lo que tiene razón es sólo lo que dicen los libros.

Pero esta el otro extremo, el encerrarnos sólo en nuestras opiniones, como lo hizo el padre de la filosofía moderna, pues él había afirmado que después de someter las opiniones a la duda, las que salieran victoriosas de esta prueba servirían de guía para la construcción del nuevo edificio, pero al dar un recorrido por sus obras, no se encuentra en ninguna de ellas referencias a ningún autor de los muchos que hasta el momento hablaron, incluso algunos por su misma sintonía, al parecer, sólo encontró Descartes en la duda una excusa para su filosofía, si el mismo afirmaba que la verdad estaba mesclada con la falsedad, era necesario rescatarla y hacerla relucir, con el propósito de elevarla para la contemplación del ser humano; pero aquí ha reinado el capricho personal denominado subjetivismo.

 PENSAMOS O REPETIMOS

Ahora surge otro interrogante. ¿Cuál es el tipo de conocimiento ideal para nosotros? ¿Repetir lo que otros dijeron? o  ¿adaptar el pensamiento popular al ambiente adecuado? Nuestra época si de algo carece es del correcto uso del pensamiento. Paradójicamente cuando el hombre tiene en su poder una gran cantidad de elementos que facilitan su educación y por ende la perfección de su vida en determinadas áreas, es cuando se observa el más grande desinterés de la persona por prepararse, por trascender los límites que el conocimiento ha implantado hasta el momento.

Descartes tubo razón en criticar el conocimiento, con plena seguridad afirmaba: “las ciencias tomaban sus principios de la filosofía, y sobre fundamentos poco sólidos nada podía construirse”^[4] y nuestra realidad da para analizarla en profundidad, descubrir cuál es la causa de los fenómenos sociales que a diario nos afectan, descubrir un camino para encontrar la verdad y configurarse con ella, y no repetir fura de contexto lo que quizá tiene un gran valor, pero que el desconocer, sus bases nos lleva a realizar juicios equívocos. El padre de la filosofía moderna vislumbro un horizonte:

Me parecía poder encontrar mucha más verdad en los razonamientos que cada uno hace en referencia a los asuntos que le importan que en aquellos otros que un hombre de letras hace en su escritorio sobre especulaciones que no producen ningún efecto real y que no tienen para él  otra consecuencia que la de acarearle tanta mayor vanidad, cuanto más alejadas están del sentido común, ya que habrá  tenido que emplear no poco ingenio y destreza en hacerlas verosímiles^[5].

Descartes tocó la esencia del conocimiento, afirmo que no sólo basta con saber algo, es necesario conocer, por qué es así, cuáles son sus razones, para que tenga tal validez.

Nuestra realidad, a pesar de estar marcada por acontecimientos muy distintos a los del antiguo mundo, esta de igual manera contagiada por el virus de la mediocridad, creemos ciegamente, afirmamos sin argumentos; no investigamos la veracidad y por lo tanto esta situación nos lleva a concluir que a mayor estudio en lugar de descubrir más horizontes más nos confundimos, y todo por el simple hecho de no clarificar la realidad en la que vivimos.

 Validez del pensamiento cartesiano en la actualidad

Para hablar del pensamiento en el orden filosófico, desde mi punto de vista, hoy el hombre se ha encerrado en el mundo del utilitarismo y del facilismo como de los que se habló en páginas anteriores, y por tal razón los medios lo han llevado a estar demasiado ocupado para seguir ascendiendo en el campo filosófico.

Por esta razón al hablar de la validez del pensamiento cartesiano en nuestra actualidad, pienso que muy pocos lo conocen y por ser ajenos a la misma historia, ignoramos las grandes bases que nos pueden servir de apoyo. Por lo tanto, la importancia a nivel social es mínima, por el hombre dedicar poco tiempo a la filosofía, parece solo una luz en la inmensa lejanía, cuando en realidad es un tesoro escondido y nuestro error está en no decidirnos a descubrirlo, simplemente contemplamos desde la lejos la verdad, a veces de modo borroso, y por ello nos confundimos, pero afortunadamente una escasa minoría se decide a ir hasta donde está el tesoro y adueñarse de él, eso fue lo que hizo Descartes, un hombre que con la fuerza inmensa del genio se atrevió a luchar contra los tiranos de la razón, que se puso por encima y pisoteo los ídolos adorados en tantos siglos por la humanidad^[6]

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[1] Cf. MARQUINES, German; SALAZAR, Roberto. La filosofía en Colombia. Editorial búho. Santafé de Bogotá. 1992. p.369

[2] DESCARTES, René, discurso  sobre el método. Atenea. Colombia. 2008 p. 21

[3] Ibíd 21

[4] DESCARTES René, discurso  sobre el método. Atenea. Colombia. 2008 p. 23

MARQUÍNESZ, Germán. Lectura latinoamericana del discurso del método. Editorial nueva América. 1978 p. 35

[6] Cf. P. Guerar, Jesuita. Discurso premiado por la Academia Francesa. Citado por DESCARTES René, discurso sobre el método. Atenea. Colombia. 2008 p. 13.

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