Colaboración
de Saulo Medina.
La psicología hay diversos
enfoques que tiene en común el estudio del comportamiento humano. Sin embargo,
para ser mas precisos, el análisis de la conducta pretende establecer
herramientas útiles para que las personas puedan manejar los desafíos de la
vida cotidiana: problemas en sus relaciones, vacíos en su afectividad,
inseguridades, etc.
Una
buena terapia debe apuntar a que la persona pueda identificar sus debilidades
para contrarrestarlas con sus fortalezas y así restablecer un adecuado
equilibrio en su vida. Por lo tanto, desde un enfoque u otro, la psicología
busca prestarle un servicio al ser humano para que pueda solucionar sus
problemas de relacionamiento, con los demás, o consigo mismo.
Un
aspecto fundamental dentro de este desafío, hace referencia a dos elementos
esenciales para el ser humano; (a) Cuando una persona tiene problemas de
relacionamiento con los demás, y es engañada, violentada, burlada, etc, dichas
experiencias generan heridas en su corazón que suelen ser muy dolorosas. (b)
Por un mecanismo de defensa que parece lógico, ante una herida, las personas
tienden a encerrarse en sí mismas para evitar ser lastimadas de nuevo. Producto
de este aislamiento, se levantan verdaderas murallas que dificultan aún mas la
comunicación entre las personas, especialmente con quien se han tenido
problemas (los padres, el esposo, etc.).
Vistas
así las cosas, el verdadero reto para que una persona pueda volver a tener una
vida como la que conocía antes del problema, consiste en sanar esa herida y en
derrumbar las murallas que se levantaron para evitar que el corazón fuera mas
lastimado.
Lo
que yo puedo decir desde mi experiencia de algo mas de 15 años como psicólogo,
es que para esas dos tareas la terapia es practicamente inocua. Menciono un par
de razones de manera ágil: (a) los factores que causaron la herida están en el
pasado y por lo tanto no pueden ser manipulados para que no sigan haciendo daño
a la persona. (b) Las trampas mentales para pretender que ese dolor no cause
daño, no alcanzan a ser eficientes, puesto que el amor es la fuerza mas grande
que hay en el ser humano, y el sentimiento llega a lugares que no conoce el
intelecto.
Se
pueden dictar horas y horas de talleres sobre habilidades sociales, pero la
timidez causada por una mala experiencia, puede resistirse a desaparecer si la
persona NO QUIERE enfrentar su miedo. Se pueden dar docenas de argumentos al
infiel para que respete a su esposa y a la promesa que hizo ante Dios, pero
ello no garantizará que sea mas fuerte que la debilidad de mirar a otras
mujeres. Se necesita que QUIERA ser fiel.
Con
base en lo mencionado aquí, si no se sana la herida y se derrumba la muralla,
cualquier intento de cambio será inútil. Y lo único que conozco para desarmar
esas paredes de piedra calcárea y revivir el tejido muerto por la herida, es la
acción amorosa y perfecta de Dios, que sin quitar nada a nadie, a todos nos da,
no solo lo que necesitamos para vivir, sino lo que nos hace falta para volver a
vivir.
Desde
la orilla de la psicología lo que puedo decir es que, humanamente hablando, no
tenemos la capacidad de “ver” el corazón para descubrir qué está dañado en él y
cómo arreglarlo. Creo firmemente que esa es una capacidad exclusiva de Su
Creador, quien con Su Misericordia, logra que lo que dolía, ya no sea trágico
sino que se pueda recordar con paz y, por lo tanto, ya no sea necesaria una
barrera que aísle a la persona de sus potenciales agresores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Espero comentarios adjuntos en alguna de las entradas de mi página web, preguntas cortas e interesantes, en el formulario de este portal o por correo electrónico. Las interpretaciones que se den a esta exposición: clara, concisa, profunda y precisa no es responsabilidad de Diego García; sino de la persona que escribe la critica positiva o negativa, no se responde por daños o perjuicios que se causaran por dichas notas.