Al acercarse la fiesta de San Valentín hace unas semanas publicó un artículo titulado “10 Men Christian Women Should Never Marry”("Diez hombres con los que las mujeres cristianas jamás deberían casarse"). El resultado asombró a los responsables de la revista porque el artículo se hizo viral en Internet: lo leyeron más de 2 millones de personas, y de hecho 1,5 millones lo reenviaron o compartieron en la red.
Sin embargo, en la web de "Charisma Magazine" se escribieron 1.200 comentarios sobre el artículo, y no eran de gente sin fe ni bromistas o burlones. Casi todos eran personas cristianas seriamente preocupadas por la importancia del matrimonio. Y el articulista cuenta que al difundirse su artículo recibió "toneladas de mensajes privados, la mayoría de mujeres buscando consejo porque se habían casado con alguno de los tipos de hombre con los que yo avisaba que no debían casarse. Ningún bromista mundano me contactó".
Así que Strang saca una conclusión: "Es como si hubiese un deseo profundo entre los cristianos, decepcionados por tantas personas por adicciones, divorcio, estándares rebajados... que resuena cuando una figura paternal como Lee dice a las mujeres cosas que su padre o su pastor les debería haber dicho".
Lee es muy exigente: según él, no basta con que el candidato se ofrezca a acompañar a la chica a la iglesia. Y las "citas misioneras", dice, "nunca son buena estrategia".
Más aún, Lee especifica que "si el hombre no es un cristiano nacido de nuevo, táchalo de tu lista. No es bueno para ti. Aún he de encontrar a una mujer cristiana que no se arrepintiese de casarse con un no creyente".
"Si descubres que el hombre con el que estás saliendo te ha mentido acerca de su pasado, o que siempre está borrando su rastro para esconderte secretos, corre hacia la salida más próxima. El matrimonio debe construirse sobre el cimiento de la confianza".
"Me gustaría poderte decir que si encuentras a un tipo majo en la iglesia puedes considerar que vive la pureza sexual. Pero no es el caso hoy. He oído historias de horror de solteros que apoyan el equipo de adoración del domingo, pero son Casanovas el resto de la semana. Si te casas con un tipo que iba de cama en cama antes de la boda, ten por seguro que irá de cama en cama tras la boda".
J. Lee afirma que "hay muchos cristianos firmes que vivieron en su pasado un fracaso matrimonial. Desde su divorcio han experimentado cómo el Espíritu Santo les restauraba y ahora quieren volver a casarse. Los segundos matrimonios pueden ser muy felices".
[Desde un punto de vista católico, esto podría aplicarse a viudos, a hombres en uniones civiles no sacramentales y a quienes tuvieron una unión matrimonial nula; los católicos -al contrario que los protestantes- no admiten que se vuelva a casar un hombre que ante Dios está unido a otra mujer en una unión que Cristo decreta como indisoluble].
Aquí la precaución viene de cómo ha tratado este hombre a su familia anterior, a sus hijos con otras mujeres. "Si descubres que el hombre con el que sales no ha cuidado a sus hijos de relaciones anteriores, has descubierto un fallo fatal. Un hombre que no paga sus errores ni apoya a sus hijos anteriores no te va a tratar responsablemente", dice el articulista.
"Los hombres que van a la iglesia y tienen adicción al alcohol o las drogas han aprendido a esconder sus problemas, pero no deberías esperar a la luna de miel para descubrir que es un borracho. Nunca te cases con un hombre que se niega a recibir ayuda contra su adicción. Insístele en que busque ayuda profesional y aléjate de él. Y no caigas en una relación codependiente, en la que él dice que te necesita para estar sobrio. Tú no puedes cambiarle."
"Deseo sinceramente que encuentres un chico que sea apuesto. Pero cuidado: si tu noviopasa 6 horas al día en el gimnasio y publica con regularidad fotos de sus biceps en Facebook tienes un problema".
"Puede que sea ´mono´, pero un hombre tan centrado en su apariencia y sus propias necesidades nunca podrá amarte sacrificialmente, como Cristo ama a la Iglesia [Efesios 5,25]. El hombre que siempre se busca a sí mismo en el espejo no se fijará en ti".
No sabemos si Lee diría esto mismo si viviese en España, donde el 56% de los adultos entre 30 y 34 años están en paro, por lo que muchos han vuelto a vivir con sus padres. Con la crisis económica y de vivienda en España la edad de independización de los jóvenes está en los 30 años. Muchos que viven con sus padres por razones económicas pueden ser perfectamente maduros.
"Si el hombre con el que sales te habla despreciativamente, hace comentarios insultantes contra las mujeres y desprecia tus dones espirituales, márchate ya. él sólo busca poder. Las mujeres que se casan con maniáticos del control religiosos acaban a menudo en una pesadilla de depresión".
Conclusión final
El artículo que se ha reenviado una y otra vez por Internet finaliza con un consejo: "Si eres una mujer de Dios, no entregues tus derechos de nacimiento espirituales casándote con un tipo que no te merece. Tu decisión más inteligente en la vida es esperar a un hombre que realmente esté entregado en Jesús".
Un tema de debate podría ser hasta qué punto esta clasificación y estos consejos pueden aplicarse también en ámbitos católicos y en países de lengua española. Animar a las mujeres a "esperar" suena distinto en Estados Unidos, donde la media de edad a la que se casan las mujeres es a los 27 años, mientras que en España las chicas se casan, como media, a los 33 años. Y los hombres españoles, a los 36.
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