Cada hombre tiene en sí una fuente de vida, de donde nacen todas sus obras: el
sentir, el pensar, el decir, el callar y el hacer. Es un silencio cagado de
sentido, una fuente que no deja nunca de correr… una tempestad buena.
Aquel que quiere ser
feliz, debe darse. Ser es amar y amar es darse. Nadie puede ser nada si no es
en su relación con los otros y con el mundo. El ser más perfecto sería
imperfecto si se encerrase en sí mismo y
así se redujese a su propia individualidad. La vida es el don de ser don. Sirve
para acercarse a la vida del otro. Para ser lo que le falta… amándolo.
La felicidad sólo es
posible cuando comprendo que no es necesario más que lo esencial y resuelvo
liberarme de lo que me sobra.
Es común, que los más
generosos sean aquellos que menos tienen. Estos, son capaces de dar el debido
valor a la verdadera carencia, distinguiendo de forma sabia lo que es
importante de todo cuanto sólo parece serlo. En verdad, son bastantes los que,
afortunados, viven atormentados por la posibilidad de perder no sólo lo que
tienen, sino, además, de no conseguir lo mucho que siempre han soñado alcanzar…
nunca tienen descanso, ni paz. Tal vez no sepan lo que es el silencio…
Sólo una persona capaz
de darse, de realizarse, es feliz. El que vive centrado en sí mismo, aunque
pase el tiempo alimentando su egoísmo, nunca tendrá paz.
Prefiero dar. Ser
cuanto me llega y aún sobrar, antes así que ser un inmenso deseo que absorbe
todo de los otros sin retribuir. Un agujero negro que todo lo atrae hacia sí…
capaz de hacer desaparecer las estrellas… y como al mal sucede siempre el mal…
destruye y se destruye.
Quien procura recibir
es, en sí mismo una falta, una carencia, un deseo ardiente que se consume. Hay
que aceptar lo que los otros nos quieran dar, aunque sea su indiferencia; una
cosa mala es servirse de los otros para nuestros proyectos personales; el amor
verdadero es gratuito y silencioso, mientras que el egoísta es interesado y
ruidoso.
¡Unas manos vacías
llenas de amor, dispuestas a crear lo que fuera necesario, son el mejor y más
bello presente que podemos dar a alguien!
Que mis manos sean de
quien las necesita. Que mi silencio sea un espacio donde el otro se encuentre a
sí mismo y descubra su paz.
Larga es una vida
llena. Cuando seamos capaces de desprendernos, de dejar de centrarnos en
nosotros mismos y en nuestras necesidades, seremos más capaces de ser felices
con lo poco que tenemos y somos.
Nuestra verdad somos
nosotros. La verdad es la presencia. Aquí. En silencio.
Pero la verdad nunca
llega a tocar a quien no la quiere aceptar. El silencio es muchas veces sentido
como un vacío… cuando es, al final, la respuesta que tanto buscamos.
Un silencio es la más
bella forma de decir el amor.
Para ser ángeles (y no
es nada del otro mundo) basta que tengamos el coraje de estar presente, de
demostrar que el silencio puede decir mucho… y de escoger gestos simples que
puedan llevar al otro lo esencial que le falta.
Presencia. Silencio.
Simplicidad.
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