LA filosofía desde la
antigüedad y de diferentes maneras ha tratado de responder a los diferentes
interrogantes que se ha hecho el hombre durante el trascurso de su historia.
Cada época ha dejado aportes muy valiosos para el pensamiento, pero entre ellas es de suma importancia el pensamiento de un hombre que ha
sido capaz descubrir la ambigüedad a la que se enfrenta el hombre y a la vez
tener el valor de enfrentarla poniéndose de frente a toda la historia diciendo
que mientras el pensamiento no sea demostrado puede estar sujeto al error[1].
Nos referimos a René
Descartes, el pensador más influyente de la filosofía moderna, Nacido en la
Haye, en Turena Francia, el 31 de marzo de 1596, que después de consagrar gran
parte de su juventud al estudio de los libros y de considerarlos «como una
conversación con los mejores ingenios de los pasados siglos que los han
compuesto ˗en una ˗ conversación estudiada en la que descubren lo más selecto
de sus pensamientos»[2].
Llega a la gran conclusión que el estudio lo único que brinda al hombre es ser
consciente de su propia ignorancia; de esta manera decide tomar nuevos aires
embarcándose en las tropas de Maximiliano de Baviera y aventurando en el gran
libro del mundo afirmando que era mejor recoger experiencias porque «podía
hablar más verdad en los razonamientos que cada uno hace acerca de los asuntos
que le atañen»[3] , descubre que la insatisfacción y la ignorancia se instalan nuevamente en
la base de su pensamiento. Por este motivo, después de sentirse inspirado en
1619. Decide estudiar reflexionando sobre si mismo la cual afirma «Me salió
mucho mejor»[4].
Fue precisamente de
esta manera que Descartes da un giro al pensamiento abriendo nuevas puestas,
pero a la vez, armándose de valor para enfrentar al pensamiento cultivado desde
los más remotos orígenes hasta el momento, afirmando con fuerte voz de que es
necesario someterlo al método de la dura para descubrir si es auténtico.
Descartes ha
revolucionado la filosofía como lo afirma El Padre Guerardr[5],
afirmando que es necesario pensar con claridad. La trascendencia de su
pensamiento se extiende por diferentes lugares y ha llegado a nuestro entorno a
través de muchos personajes que han valorado su filosofía, entre ellos resaltamos a Leopoldo Zea[6].
Quien afirma que América se ha convertido en reflejo de la filosofía
cartesiana. Tomas Moro. Y por tanto el cartesianismo está vigente en nuestro
entorno.
El método cartesiano,
aunque por muchos todavía tristemente ignorado, sigue siendo una valiosa joya
en el pensamiento filosófico y aun sin darnos cuenta en el mismo lenguaje
popular de nuestro entorno, para invitar al hombre a descubrir la verdad, y
podemos preguntar a Descartes ¿Qué es la verdad? Y él nos respondería «lo que
resiste la duda» lo que está libre de error o lo que se presenta a nuestra
mente de manera «clara y distinta»[7] como afirma en su primera regla del discurso del método.
Ahora ante un mundo
que ha relativizado el mismo pensamiento, donde el todo cuenta, donde los
medios de comunicación cada día reducen nuestros espacios de privacidad, donde
el es que lo dijo el alcalde o el presidente y por eso hay que darles
crédito, donde el mismo estudio se presenta para defender teorías que
carecen de fundamento, o simplemente donde todos creemos tener la razón;
es necesario que volver a sacudir nuestra mente y a la sociedad desde la duda
metódica porque como Descartes afirma: «El fin de los estudios debe ser la
dirección del espíritu para que emita juicios sólidos y verdaderos de
todo lo que se presente»[8].
Esto nos lleva a descubrir que hoy nos enfrentamos a una crisis filosófica, es
decir, no tenemos ideas claras, no sabemos pensar y por tanto a cualquier cosa
le damos credito.
Es aquí donde
Descartes por medio de su valioso método se presenta como una gran luz para
iluminar el laberinto en el que nos encontramos, porque a veces creemos que lo
realmente importante es la vanidad, como responde El filósofo colombiano
Fernando Gonzales Ochoa[9]
«la imitación ha sido nuestro vicio nacional colombiano y latinoamericano.
Imitamos versos, modas, catedrales, filosofía, modos de vida. Somos, por ello,
vanidosos o vacíos de lo nuestro y de nosotros mismos»[10],
y por lo tanto carentes de Personalidad.
Es de vital
importancia afirmar que el gran tesoro que posee el hombre es el pensamiento,
su riqueza radica en lo que a él lo identifica, y eso es lo que enseña
Descartes « ¿Qué soy, pues? Una cosa que piensa, que pone en duda, entiende,
concibe, afirma, niega, quiere, no quiere y, también, imagina y siente»[11],
por tanto para Descartes el hombre es pensamiento cogito ergo sum «pienso luego existo».
Es de suma vital
importancia reconocer lo que nos identifica, no sólo pensar sino comprobar, no
solo opinar sino argumentar; es allí donde el hombre puede colocarle nuevamente
alas al pensamiento, donde tendrá la oportunidad de hacer realidad su sueño de
trasformar el mundo, de lo contrario quedaremos perdidos y engañados en
nuestras propias ideas creyendo tener la razón.
Podemos descubrir que
el pensamiento puede liberar al hombre de mundo al que está sujeto, o la vez,
lo puede esclavizar cada día más, Pero si sabemos verificar, dividir, ordenar y
evaluar nuestras ideas, cualquier dificultad o encrucijada tendrá la mejor
solución. El hombre es un ser, pero a la vez un proyecto, es decir, lo que se
hace cada día, todo depende del recorrido que deseemos darle a nuestro
pensamiento, pero más importante que el recorrido, es el destino al que
deseamos llegar. Porque pensar es un arte que al mundo puede trasformar.
[1] Cf . DESCARTES,
René. El discurso del método. Editorial bedout, Medellin 1986
[2] DESCARTES, René.
Discurso del método. Bedout. Pág., 14
[5] Padre
GUERARDR. De la revolución operada en la filosofía por Descartes.
Discurso premiado por la academia Francesa en 1755
[6] ZEA, Leopoldo. América como conciencia. Paginadura
editores. Mexico 1972
Ibid: pág 34
[7] DESCARTES, René. Discurso del método. Bedout. Pág., 25
[8] DESCARTES, René.
Reglas para la dirreccción del espíritu, alianza editorial. Madrid 2003
[9] Fernando
Gonzales Ochoa es un filósofo vitalista nacido en Envigado en 1895, que combate
con pluma acelerada el marasmo de la sociedad colombiana, políticamente
conservadora hasta 1930. donde a nivel crítico se extiende hasta nuestros días.
[10] GERMAN,
Marquinez, ROBERTO, Salazar. La filosofía en Colombia. El búho. Santa fe de
Bogotá 1992. Pág. 371
[11] DESCARTES, René.
Meditaciones metafísicas. Ediciones universales. Bogotá D. C. 2006. Pág
29.
Pues estoy de acuerdo, es absolutamente necesario volver al pensamiento clásico, no vamos a construir nada nuevo a partir de la ignorancia o de una mirada a la realidad sin pre-juicios, sin buscar un sentido una utilidad y una satisifacción auténtica.Al final siempre buscamos lo que es sólido, seguro, permanece, no podemos estar inventandolo todo, convertirnos en puro activismo.
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