Y aunque sea un tópico,
y aunque muchas personas vivan en la calle, pues Feliz Año Nuevo para todo el
mundo, pero especialmente para aquellos para quienes su esperanza está en las manos
de otro; la esperanza en lo material, su sustento y su supervivencia.
Si muchos supieran que
su esperanza, la que concede la tranquilidad y la paz verdadera, en lo más profundo
de uno mismo, se vería acrecentada y sostenida en el cuidado de alguien que
necesita de ellos, entonces seguro que no sólo el Año nuevo sería feliz, el
mundo entero sería mejor.
A menudo estamos
esperando que sean otros, que sean las instituciones, el gobierno, los políticos
los que solucionen los problemas, los que garanticen el cumplimiento de los
derechos de cada ciudadano. Pero eso es imposible, no sólo por la incapacidad
de los gobiernos para dar satisfacción a todas las demandas, sino porque hay
necesidades, meramente humanas, a las que sólo otra persona humana puede dar
satisfacción.
Buscamos un mundo más
justo y feliz, y vamos progresando, y para ello vamos acumulando derechos humanos, al amparo de la
ONU; pero, es inaudito que tengamos que
estar reclamándole que exija el cumplimiento de los derechos básicos en
numerosos países, y peor aún, es indignante que tengamos que pedirle a la misma
ONU que defienda el derecho más básico
de todos, el derecho a la vida, y a la naturaleza humana.
Quizá es un organismo demasiado
grande, o babélico, por lo que resulta inoperante para articular una autoridad
moral, digna de respeto para todo el mundo. Se ha convertido en cambio en un
poder ideológico e ideologizado, desde el que grupos de presión quieren imponer
sus intereses, no siempre claros, y sin
duda muy poco respetuosos con el derecho a la libertad de pensamiento y de
creencias. Es más, tratan de culpar a todas las religiones de ser causa de
violencia, para justificar así su deseo de sustituirlas por una tolerancia y un
relativismo formalistas, que implica la renuncia a la búsqueda de la verdad y aligera
la conciencia y la libera del sentimiento de culpa.
Aunque haya que seguir
luchando por los derechos, porque sabemos que en la práctica es imposible darles cumplimiento de manera
absoluta, no sólo por la incapacidad material y falta de voluntad política de
los gobiernos, sino de la misma ONU, debemos entender que hay necesidades, meramente
humanas, a las que sólo otra persona humana puede dar satisfacción, gratuitamente,
sin imposición, en disposición permanente, acercándose a quien, al lado, necesita
ayuda.
Feliz Año Nuevo, porque
nos adelantamos a hacer el bien, indiscriminadamente, incansablemente, sin
esperar que otros lo hagan antes, por
convicción, porque ha nacido en todos y
cada uno un hombre nuevo, limpio, humilde, absolutamente generoso.
Este es un gran mensaje para el año nuevo.
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