Poco puedo decir de E. aunque lleva
viniendo por la oficina algunas semanas. Es callado, observador y
prudente, y no lo digo sólo por las
apariencias, me lo demostró cuando vino a c0nsultarme algo confiando en que le
aconsejaría bien. Le habían ofrecido la posibilidad de colaborar en un
proyecto, pero exigía cierta garantía antes de dar un paso. Él quedó muy
satisfecho con mi respuesta, y me honra con su confianza y aprecio.
Me honra con su confianza porque es un
ejemplo de dignidad, otro más, nadie diría que está en un albergue para
transeúntes, ni por su porte externo, aseado y bien vestido, de buena
presencia, ni por su trato con las personas de su entorno, siempre respetuoso,
cortés y discreto.
Es argentino, otro hispanoamericano más que
conozco y me confirma la buena opinión que tengo de ellos. ¿Qué tienen los
hispanoamericanos que han heredado mejor que los propios españoles aquella
gallardía, aquella fe en Dios y en los hombres que mostraron nuestros
antepasados conquistadores de medio mundo? ¡Con qué dignidad van por el mundo,
sin complejos, seguros de sus creencias
y su forma de ser!. Y me atrevo aún a decir más, que admiro y ensalzo su
agradecimiento a la madre patria, aunque haya muchos hoy, a un lado y a otro
del Atlántico, que prefieran destacar lo
negativo de la conquista y resucitar
primitivas creencias.
No hace falta forzar la conversación cuando
hay buena relación, hoy por fin llegó el momento y me contó que lleva ya diez años en España,
tiene antepasados acá, como diría él, y cuando allí la vida se volvió turbia
cogió el petate y se vino a conocer sus raíces.
No le ha resultado fácil encontrar
parientes vivos, y menos aún jóvenes, de modo que no puede esperar apoyo por
ese lado y empieza a trabajar. Se compró un vehículo para el transporte de caballos de carreras y no le fue mal como autónomo unos años,
transportando caballos de Madrid a San Sebastián y otras ciudades con
hipódromo; pero en poco tiempo los
vehículos de transporte evolucionaron, más grandes, más costosos, desplazando a
muchos honrados trabajadores como E., y ahí sigue confiando en otro golpe de
suerte.
Él es una persona preparada, trabajó en
Argentina muchos años en una empresa de computadoras, de aquellas que ocupaban
una habitación entera, insiste en que era una habitación entera, para que yo me
haga una idea exacta de lo que está diciendo. Luego vinieron los problemas
familiares, y es cuando emigra a la madre patria. E. vivió en Argentina una
época terrible, la de los militares, los desaparecidos; gracias a Dios que en su familia no han
sufrido ninguna desgraciada consecuencia de las dictaduras, pero sí conoció
casos cercanos y no tenía muchas ganas
de hablar del tema. Sí me habló con entusiasmo de una organización que se creó,
la primera, para la búsqueda de desaparecidos,
que contó con el apoyo del juez Garzón y lograron algunos resultados.
E. tiene mucho que aportar, como tantos
hispanoamericanos que actualmente residen en España, si logran permanecer largo tiempo y afincarse
definitivamente en España, a España le irá muy bien, engrandecerían la cultura
española, porque hablan muy bien español, un español del siglo de Oro mezclado con un acento
afectuoso y un vocabulario propio; tienen ganas de aprender y trabajar, y si se
les brinda una oportunidad sabrán responder. Una prueba de ello son los hispanoamericanos que forman parte de
nuestras fuerzas armadas, incluso alguno ha tenido ya la triste ocasión de dar
su vida por nuestra patria, su nueva patria a la que juró defender, y por eso
los consideramos como nuestros héroes.
Muchas gracias, por admirar a Latinoamérica.
ResponderEliminarEn el fondo somos hermanos, y vamos silenciosamente buscando la verdad de las cosas.