En mi post anterior analizaba las acusaciones de herejía que enviaba al twitter de ApologeticaCatolica.org una persona que se hace llamar a sí mismo “católico fiel”. Sostenía que el Papa es hereje porque afirmó que Jesús es también hombre, no es espíritu e intercede por nosotros. ¡Vaya novedad!, pues bien, para él esto es suficiente acusar de herejía al Santo Padre.
Hoy voy a hacer un último análisis de esos argumentos, no sólo para comentar las nuevas objeciones que esta persona sigue enviándome al twitter, sino para clarificar algunos básicos de doctrina que todos los católicos deberíamos conocer.
¿Es Jesucristo un espíritu?
La persona en cuestión envía ahora estos textos bíblicos para “demostrar” que Jesús es espíritu
“En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida.” (1 Corintios 15,45)
“Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos terrestres.”(1 Corintios 15,40)
“Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción.” (1 Corintios 15,50)
Explicación
Entender esos textos es bastante simple si los leemos en su contexto. Se trata del capítulo 15 de la primera carta a los Corintios, en la cual san Pablo trata sobre la realidad de la resurrección de la carne que en ese entonces algunos negaban (v.12). El argumento principal de san Pablo consiste en hacer ver que si no hay resurrección de los muertos, Cristo tampoco resucitó (v.13) y por lo tanto vana sería nuestra fe (v. 14). Señala a Cristo como la primicia de la resurrección por ser el primero en resucitar (v. 23) y al cual le seguiremos nosotros cuando nos resucite el último día. Posteriormente comienza a explicar cómo ocurrirá esta resurrección: no seremos “espíritus” sino personas con un un cuerpo “celeste” (v. 40), incorruptible (v. 41) y “espiritual” (v. 44), o lo que es lo mismo, nuestro propio cuerpo será transformado en un cuerpo “glorificado” o cuerpo de gloria.
Pues bien, eso es precisamente lo que ha dicho el Papa, que Jesús es un hombre con carne como la nuestra “pero en gloria”. ¿Qué significa ese “pero en gloria”? una referencia precisamente a esto mismo, que nuestro Señor no posee un cuerpo corruptible sino uno incorruptible.
El problema de esta persona es que confunde lo que será un cuerpo glorificado con un espíritu, lo cual es un craso error. Jesús mismo ya resucitado aclara a sus discípulos: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.” (Lucas 24,39)
¿Qué enseña el Magisterio?
El Magisterio enseña también que Jesucristo no es un espíritu, (creencia propia de la herejía gnóstica combatida arduamente por los padres de la Iglesia) sino que resucitó con su propio cuerpo pero glorificado (como lo haremos nosotros) y sigue siendo un hombre con naturaleza humana y divina: Dios y Hombre verdadero.
El IV Concilio de Letran enseña que todos resucitaremos “con nuestro propio cuerpo, pero transfigurado en cuerpo de gloria”. El XI Concilio de Toledo en su símbolo de la fe enseñó: “Ahora bien, por este ejemplo de nuestra cabeza, confesamos que se da la verdadera resurrección de la carne de todos los muertos. Y no creemos, como algunos deliran, que hemos de resucitar en carne aérea o en otra cualquiera, sino en esta en que vivimos, subsistimos y nos movemos. Cumplido el ejemplo de esta santa resurrección, el mismo Señor y Salvador nuestro volvió por su ascensión al trono paterno, del que por la divinidad nunca se había separado.” (Dz 287)
San Leon IX en su símbolo de la fe enseñó que nuestro Señor: “el día cuadragésimo después de su resurrección, subió al cielo con la carne en que resucitó y el alma, y está sentado a la diestra del Padre” (Dz 344) y “Creo también en la verdadera resurrección de la misma carne que ahora llevo” (Dz 347)
En la Profesión de fe propuesta a Durando de Huesca y a sus compañeros valdenses se dice que Jesucristo “resucitó con verdadera resurrección de su carne y verdadera vuelta de su alma a su cuerpo; y en esa carne, después que comió y bebió, subió al cielo y está sentado a la diestra del Padre y en aquella misma carne ha de venir juzgar a los vivos y a los muertos” (Dz 422) y “de corazón creemos y con la boca confesamos la resurrección de esta carne que llevamos y no de otra.” (Dz 427). Testimonios similares los encontramos en la profesión de fe de Miguel Paleólogo (Dz 462, 464), etc.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica de manera diáfana el dogma de la resurrección de la carne: Así como Cristo no es un espíritu, nosotros tampoco lo seremos sino que resucitaremos con nuestros propios cuerpos pero glorificados:
Catecismo de la iglesia Católica
Cómo resucitan los muertos
997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.
999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo” (Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él “todos resucitarán con su propio cuerpo, del que ahora están revestidos” (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp 3, 21), en “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44):
«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano…, se siembra corrupción, resucita incorrupción […]; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).
1000 Este “cómo ocurrirá la resurrección” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
«Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 4-5).
1001 ¿Cuándo? Sin duda en el “último día” (Jn 6, 39-40. 44. 54; 11, 24); “al fin del mundo” (LG 48). En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:
«El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar» (1 Ts 4, 16).
Conclusiones
Como se puede observar todas las acusaciones de herejía que esta persona hace hacia la persona del Papa Francisco no sólo son infundadas sino producto de su desconocimiento de la doctrina católica. No es pecado la ignorancia, lo que grave es que dejemos que nos ciegue la soberbia y aún desconociendo nuestra propia ignorancia nos envanezca la presunción al punto de hacernos calumniar y difamar a otros, en este caso al Papa.
Así como esta abundan en las redes sociales muchas acusaciones de herejía sobre el Papa. Como bien ha dicho un lector, a pesar de las magníficas lecciones que imparte en su magisterio docente, cada vez se incrementa más el número de personas pendientes de cada cosa que dice que pueda ser interpretada en sentido heterodoxo para lanzarse como un inquisidor a desprestigiarle.
Si tú eres un católico que se ha sentido desconcertado por algunas expresiones del Papa, te aconsejo que tengas calma y trates de entender todas sus predicaciones en su contexto y en continuidad con la enseñanza constante del Magisterio. Recuerda que el Papa es un hombre con fallas y limitaciones como nosotros que necesita nuestra oración y comprensión. Puede en determinada ocasión no ser tan explícito como debiera, pero recuerda también que para eso tenemos todo un cuerpo de doctrina que no se va a venir abajo sólo porque el Papa en determinada homilía no sea suficientemente claro. Lo más importante, se siempre prudente y no te dejes envanecer por la soberbia, no sea que termines como personas como esta, que completamente enceguecidas han perdido todo atisbo de razón mientras se lanzan como lobos feroces sobre el vicario de Cristo. Dios tenga misericordia porque no saben lo que hacen.
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