Desde hace ya bastante tiempo llegó a mis manos el diccionario de patrística de Cesar Vidal, del cual el propio autor alardea tanto en su blog como en las redes sociales, que ha sido publicado por la
Editrice Vaticana (la Librería Editorial Vaticana). No es raro tampoco encontrarlo en librerías católicas, e incluso colgado en la
página web de la Congregación para el clero. Como me gusta estudiar patrística recuerdo haberlo revisado y lo primero que noté es que me parecía estar leyendo un breve resumen de las obras de Quasten de Patrología publicadas por la Biblioteca de Autores Cristianos. De hecho si uno compara ambas obras encuentra muchas similitudes. He aquí algunos ejemplos.
Ejemplo 1: Clemente de Alejandría
Clemente de Alejandría (Cesar Vidal, Diccionario de Patrística)
“Vida: Nacido, como Tito Flavio Clemente, hacia el año 150 en Atenas, parece ser que fue educado en esta ciudad. Desconocemos las circunstancias de su conversión. Tras la misma, viajó extensamente por el sur de Italia, Siria y Palestina. En Alejandría quedó asombrado por las clases de Panteno y decidió fijar allí su residencia. Hacia el 200 sucedió a aquél como director de la escuela de catecúmenos y tres años más tarde se vio obligado a huir de Egipto a causa de la persecución de Septimio Severo. Exilado en Capadocia, murió poco antes del 215 sin regresar a Egipto.”
Clemente de Alejandría (Jonannes Quasten , Patrología I)
“Tito Flavio Clemente nació, hacia el año 150, de padres paganos. Parece que su ciudad natal fue Atenas y que allí recibió su primera enseñanza. Nada sabemos de la fecha, ocasión y motivos de su conversión. Una vez cristiano, viajó extensamente por el sur de Italia, Siria y Palestina. …Pero el acontecimiento de su vida que más influyó en su carrera científica fue el haber llegado, al final de sus viajes, a Alejandría. Las clases de Panteno le atrajeron de tal suerte que fijó su residencia en aquella ciudad, que en adelante fue su segunda patria. ... No es posible señalar exactamente la fecha en que heredó el cargo de su maestro; probablemente hacia el año 200. Dos o tres años más tarde, la persecución de Septimio Severo le obligó a abandonar Egipto. Se refugió en Capadocia con su discípulo Alejandro, que sería más tarde obispo de Jerusalén. Murió poco antes del 215, sin haber podido volver a Egipto.”
Ejemplo 2: San Ignacio de Antioquía
Ignacio de Antioquía (Cesar Vidal, Diccionario de Patrística)
“Vida: Clasificado dentro de los Padres apostólicos, Ignacio fue obispo de Antioquía, siendo condenado durante el reinado de Trajano (98-117) al suplicio de las fieras.
Obras: De camino a Roma desde Siria redactó siete epístolas dirigidas a las comunidades cristianas de Efeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia, Esmirna, Roma y a Policarpo de Esmirna. Aunque se ha cuestionado en alguna ocasión su autenticidad, la defensa de las mismas realizada por J. B. Lightfoot, A. von Harnack, T. Zahn y F. X. Funk parece haber zanjado la cuestión en favor de la misma.
Ignacio de Antioquia (Jonannes Quasten , Patrología I)
“Ignacio, segundo obispo de Antioquía, de una personalidad inimitable, fue condenado a las fieras en el reinado de Trajano (98-117). Se le ordenó trasladarse de Siria a Roma para sufrir allí el martirio. De camino hacia la Ciudad Eterna, compuso siete epístolas — único resto que nos ha llegado de sus extensos trabajos —. Cinco fueron dirigidas a las comunidades cristianas de Efeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia y Esmirna — ciudades que habían mandado delegados para saludarle a su paso —. Otra carta iba dirigida a Policarpo, obispo de Esmirna. La más importante de todas es la que escribió a la comunidad cristiana de Roma, adonde se dirigía. Las cartas dirigidas a Efeso, Magnesia y Tralia fueron escritas en Esmirna…
La autenticidad de las epístolas fue, por mucho tiempo, puesta en tela de juicio por los protestantes….Después de la brillante defensa de su autenticidad hecha por J. B. Lightfoot, A. von Harnack, Th. Zahn y F. X. Funk, hoy en día se aceptan generalmente como genuinas.
Ejemplo 3: San Clemente Romano
Clemente de Roma (Cesar Vidal, Diccionario de Patrística)
“Vida: Tercer sucesor de Pedro en Roma a juzgar por la lista de obispos romanos citada por Ireneo (Adv. Haer III, 3, 3). Eusebio (HE III, 15, 34) fija el inicio de su pontificado en el año doce de Dominicano y su final en el tercero de Trajano. Algunas fuentes afirman que fue consagrado por el mismo apóstol Pedro pero que, por razones de convivencia, habría renunciado en favor de Lino y retomado el puesto tras Anacleto. Los intentos de historiar su vida han resultado vanos hasta la fecha. Orígenes lo identificó con el Clemente mencionado en Filipenses 4,3; las Pseudo-clementinas lo convirtieron en uno de los Flavios, y Dión Casio lo identificó con el cónsul Tito Flavio Clemente ejecutado el 95 ó 96 por ser cristiano. Lo cierto es que no tenemos pruebas a favor de ninguna de estas tesis, como tampoco de su martirio, que es conmemorado por la liturgia romana.”
Clemente de Roma (Jonannes Quasten , Patrología I)
“Según la lista más antigua de obispos romanos legada a la posteridad por San Ireneo (Adv. haer. 3,3,3), Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro en Roma. Ireneo no nos dice cuándo empezó Clemente su pontificado, ni tampoco por cuánto tiempo gobernó la Iglesia. El historiador Eusebio (Hist. eccl 3,15,34), que menciona igualmente a Clemente como tercer sucesor de San Pedro, fija el principio de su pontificado en el año doce del reinado de Domiciano, y su fin en el tercer año del reinado de Trajano; o sea, que Clemente fue papa desde el año 92 hasta el 101. Tertuliano asegura que Clemente fue consagrado por el mismo San Pedro. Epifanio confirma esta aserción, pero añade que Clemente, en aras de la paz, renunció al pontificado a favor de Lino y volvió a asumirlo después de la muerte de Anacleto. Respecto a su vida anterior, no sabemos prácticamente nada. Ireneo señala que Clemente conoció personalmente a San Pedro y San Pablo. Orígenes (Comm. in Io. 6.36) y Eusebio (Hist. eccl. 6,3,15) le identifican con el Clemente a quien alaba San Pedro como colaborador suyo en la Epístola a los Filipenses (4,3) Esta opinión, sin embarco, carece de pruebas. Las Pseudo-Clementinas, que hacen a Clemente miembro de la familia imperial de los Flavios, no son en modo alguno dignas de fe. Merece aún menos confianza la opinión de Dión Casio (Hist. Rom. 67,14), según el cual Clemente sería nada menos que el mismo cónsul Tito Flavio Clemente, de la familia imperial, ejecutado el año 95 ó 96 por profesar la fe de Cristo. Tampoco consta históricamente el martirio del cuarto obispo de Roma. El Martyrium S. Clementis, escrito en griego, es del siglo IV y presenta, además, un carácter puramente legendario. La liturgia romana conmemora su martirio el 23 de noviembre y ha inscrito su nombre en el canon de la misa.”
Observaciones
El ejercicio puede repetirse con cualquier otro padre de la Iglesia o escritor eclesiástico y se observará que Cesar Vidal en muchos casos dice las mismas cosas que Quasten, en el mismo orden, invoca las mismas referencias exactas, aunque suprime alguno que otro párrafo, acomoda la redacción para que no sea una copia textual y resume la más completa explicación de Quasten de manera de sintetizar todo en un solo diccionario.
De un análisis superficial de dicha obra se podría deducir que a pesar de estar escrita por un protestante es bastante objetiva, e incluso admite cosas que un protestante no admitiría, como que San Clemente Romano es el tercer sucesor de San Pedro, en otro lugar admite que San Agustín reconocía a los obispos de Roma como sucesores de San Pedro y que su sede siempre disfrutó del primado. Toda una golosina para cualquier católico ver a un historiador protestante admitiendo muchas cosas que la mayoría no admitiría. Que mejor idea que publicarle la obra en la Editrice Vaticana, que es librería editorial vaticana y de allí difundirlo en todas las librerías católicas del mundo.
El problema…
Lo que sucede es que Cesar Vidal no se limita a resumir a Quasten, hacer Copy & Paste de aquí y allá resumiendo y cambiando un poco la redacción, sino que en algunos puntos distorsiona los hechos a diferencia de la obra Quasten para llevar agua a su propio molino. He aquí algunos ejemplos.
Ejemplo 1:
Respecto a Clemente de Alejandría afirma que “
negó el carácter sacrificial de la Eucaristía (Strom VII, 3 y VII, 6, 32) e interpretó las referencias a la carne y la sangre de Cristo como símbolos del Espíritu Santo y del Verbo (Ped. I, 6,42,3-43, 2)“. Sin embargo, Quasten en su obra explica sólidamente como esta interpretación no sólo es incorrecta sino injusta (Véase
Johannes Quasten, Patrología I, BAC, Madrid 1995, p. 343-345).
Ejemplo 2:
Respecto a la posición de San Ignacio respecto al primado romano dice el Diccionario de patrística de Vidal: “Parece evidente que dentro de la comunión de las Iglesias, la deRoma tiene para Ignacio un valor especial, pero es discutible — como sostiene Quasten — que en sus escritos esté ya presente la idea de primado“. Sin embargo, Quasten no discute esto, lo que sostiene que sea de difícil interpretación son las palabras de San Ignacio referentes a la Iglesia de Roma como la que “preside sobre el vínculo de caridad” pero luego aclara que más allá de esto, en su conjunto se observa un claro reconocimiento del primado romano. Veamos:
“
En este caso, Ignacio, por medio de la frase “puesta a la cabeza de la caridad,” habría asignado a la Iglesia de Roma autoridad para guiar y dirigir en aquello que constituye la esencia del cristianismo y del nuevo orden introducido en el mundo por el amor divino de Jesucristo hacia los hombres. Pero, prescindiendo del problema que plantea una expresión tan difícil, la epístola a los Romanos, en su conjunto, prueba, por encima de toda cavilosidad, que el lugar de honor concedido a la Iglesia de los romanos es reconocido por Ignacio como algo que le es debido y no se funda en la grandeza, de su influencia caritativa, sino en su derecho inherente a la supremacía eclesiástica universal. Esto se deduce de la expresión “le la salutación: “que preside en la capital del territorio de los romanos”; asimismo de la observación: “a otros habéis ensoñado” (3,1); y, en fin, del ruego a desposarse con la Iglesia de Siria, como haría Cristo y como debería hacerlo todo obispo: “Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, que tiene ahora, en lugar de mí, por pastor a Dios. Sólo Jesucristo y vuestra caridad harán con ella oficio de obispo”
” (
Jonannes Quasten, Patrología I, BAC, Madrid 1995, p. 77)
Además de esto también escribió Quasten:
“
Cuando se compara la salutación inicial dirigida a la Iglesia de Roma con la salutación de las epístolas a las diversas comunidades del Asia Menor, no hay duda de que Ignacio tiene a la Iglesia de Roma en un concepto más elevado. No cabe exagerar el significado de esta salutación; es el más antiguo reconocimiento del primado de Roma que poseemos proveniente de la pluma de un escritor eclesiástico no romano” (
Jonannes Quasten, Patrología I, BAC, Madrid 1995, p. 77)
Ejemplo 3:
Respecto a la primera epístola de Clemente Romano dice que “
no afirma el primado de la sede de Roma” sin embargo Quasten a este respecto afirma: ”
La Epístola de San Clemente es también de suma importancia para otro punto del dogma: el primado de la Iglesia romana, a favor del cual aporta una prueba inequívoca.” (
Jonannes Quasten, Patrología I, BAC, Madrid 1995, p. 56) y más adelante lo argumenta en detalle.
Más ejemplos se pueden encontrar si se toma el tiempo de comparar ambas obras.
Me pregunto…
Como se puede observar, nada aporta la obra de Cesar Vidal respecto a obras anteriores hechas por patrólogos católicos.
- Ni es original: porque básicamente es una mala copia distorsionada y “mocha” de las obras de Patrología de la BAC.
- Ni es confiable: porque como hemos visto, asume en muchos puntos la visión protestante de los padres de la Iglesia.
- Es un caballo de Troya: porque si bien al tomar mucha información de Quasten puede parecer que tiene elementos confiables, es peligrosa en el sentido que puede desinformar a muchos católicos que la lean, ya que no podrán distinguir entre aquello que es correcto, y aquello que está distorsionado.
Además,
el hecho de que haya sido publicada en la Editorial oficial del Vaticano puede ser entendido, no sin razón, como que se aprueba el contenido de dicha obra. El propio Cesar Vidal no pierde ahora ocasión para hacer alarde de esto en sus continuos ataques a la Iglesia Católica, como cuando
insultaba a un lector menospreciándole, mientras le restregaba en el rostro que sabía más que él de patrística, y la prueba era que la propia editorial vaticana le publicó su diccionario.
- Es innecesaria: porque como he dicho, no es original. Si tenemos mejores y completísimas obras, como las de Quasten, no tenemos necesidad alguna de publicar una mala imitación hecha por un protestante con antecedentes como el haber escrito “El mito de María” para una de las editoriales más anticatólicas y amarillistas del mundo, como lo es la Chick Publication.
Por supuesto, no estoy diciendo que no seamos ecuménicos, que no estrechemos lazos con los hermanos separados y cooperemos juntos en aquello que tenemos en común, pero tampoco cerremos los ojos a la realidad de que hay un sector en el protestantismo que es mayoritario que nutre sus filas con el pueblo católico mal formado. En la Iglesia Católica siempre se ha distinguido entre el error y el errante. Dar la mano al errante no significa ayudarlo a difundir sus errores.
Tampoco me quejo de que Cesar Vidal discrepe de la doctrina católica en innumerables puntos, pues es lógico que como protestante lleve agua a su propio molino. Sería como quejarme de la maldad de los griegos al dejarles de regalo a los troyanos un caballo de madera a las puertas de la ciudad. No, no era que los griegos eran malos, es que los troyanos eran tontos. Y ahora en la Iglesia estamos llenos de troyanos.
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