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lunes, 9 de marzo de 2015

En el sínodo de la familia se debe ver «la familia como formadora de discípulos y misioneros».

Aun se habla mucho sobre el sínodo de la familia, porque aun sigue el sínodo, me gustaría que la línea del sínodo fuera: «la familia como formadora de discípulos y misioneros». Seria autentica visión de la Iglesia.

Hemos recibido el don de la fe en nuestro bautismo, la cual es posible vivirla, sólo cuando se es consciente que es un don de Dios y se fortalece en familia o en comunidad.

Los documentos y diversas reflexiones de la Iglesia, afirman con mucha autoridad que “la familia es escuela primordial donde la fe se recibe y se fortalece”, con múltiples expresiones se hace referencia a este aspecto:


  • La familia formadora de personas.

  • La familia primera escuela de la fe.

  • Padres de familia, primeros educadores de la fe de sus hijos.

Todas estas formas de expresión, se encierran en sólo aspecto y es el compromiso de educar para una vida con sentido, es decir, centrada en el amor de Dios. Si nos preguntamos por el proyecto de vida de la familia entera, podríamos decir que debe estar basado en formar discípulos y misioneros, para conllevar al ejercicio asiduo de valores que nacen del Evangelio y están centrados en el mandamiento del amor, como fuente principal sin el cual, la relación con Dios y con los hermanos, no sería una relación trascendente, sino que se quedaría en mero funcionamiento y sentimentalismos humanos.

Para que la familia sea verdadera escuela de discípulos y misioneros, o verdadera escuela de personas, es necesario que:


  • Esté centrada en la fe de Dios, Hijo y Espíritu Santo. Buscando siempre renovar esta fe ayudada con la oración, la lectura y reflexión de la Palabra de Dios, la práctica sacramental y la caridad especialmente como expresión de la solidaridad con los más pobres.

  • Que se dedica a custodiar, a cuidar y hacer crecer el verdadero amor de entrega que implica: esfuerzos y sacrificios, afrontando los retos y desafíos del mundo presente con la esperanza de un mundo mejor.

  • Que sea una familia servidora, defensora de la vida y promotora de los valores cristianos.
En conclusión, para que la familia no baje la guarda en esta tarea de formar personas, “discípulos misioneros” es necesario recordar todos los documentos que hablan sobre la familia.

Quiero orar, orar y orar por este «sínodo de la familia» con valentía, para que cosas tan tristes como lo que paso el año pasado en cuestiones de moral y fe no vuelvan a suceder.

N.B: Hay que ser consciente que los obispos buscaran la línea que se acomode a sus ideales o protecciones.


Tu amigo de siempre: Diego García. 


2 comentarios:

  1. Soy de los que piensan que el Sínodo de la Familia ha terminado por centrarse en un tema colateral: la disciplina y entendimiento de los sacramentos. De lo que importa de verdad, se ha hablado muy muy poco. Como padre de familia numerosa no me siento incluido dentro de las directrices del Sínodo. Espero que esta percepción cambie, oro por ello!!!

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  2. Estoy de acuerdo con tu punto de vista. «Creo que numerosas familias no se sienten incluidas en el sínodo»

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