Aun
se habla mucho sobre el sínodo de la familia, porque aun sigue el sínodo, me
gustaría que la línea del sínodo fuera: «la
familia como formadora de discípulos y misioneros». Seria autentica visión
de la Iglesia.
Hemos
recibido el don de la fe en nuestro bautismo, la cual es posible vivirla, sólo
cuando se es consciente que es un don de Dios y se fortalece en familia o en comunidad.
Los
documentos y diversas reflexiones de la Iglesia, afirman con mucha autoridad
que “la familia es escuela primordial donde la fe se recibe y se fortalece”,
con múltiples expresiones se hace referencia a este aspecto:
- La
familia formadora de personas.
- La
familia primera escuela de la fe.
- Padres
de familia, primeros educadores de la fe de sus hijos.
Todas
estas formas de expresión, se encierran en sólo aspecto y es el compromiso de
educar para una vida con sentido, es decir, centrada en el amor de Dios. Si nos
preguntamos por el proyecto de vida de la familia entera, podríamos decir que
debe estar basado en formar discípulos y misioneros, para conllevar al
ejercicio asiduo de valores que nacen del Evangelio y están centrados en el
mandamiento del amor, como fuente principal sin el cual, la relación con Dios y
con los hermanos, no sería una relación trascendente, sino que se quedaría en
mero funcionamiento y sentimentalismos humanos.
Para
que la familia sea verdadera escuela de discípulos y misioneros, o verdadera
escuela de personas, es necesario que:
- Esté
centrada en la fe de Dios, Hijo y Espíritu Santo. Buscando siempre renovar esta
fe ayudada con la oración, la lectura y reflexión de la Palabra de Dios, la
práctica sacramental y la caridad especialmente como expresión de la
solidaridad con los más pobres.
- Que
se dedica a custodiar, a cuidar y hacer crecer el verdadero amor de entrega que
implica: esfuerzos y sacrificios, afrontando los retos y desafíos del mundo
presente con la esperanza de un mundo mejor.
- Que
sea una familia servidora, defensora de la vida y promotora de los valores
cristianos.
En
conclusión, para que la familia no baje la guarda en esta tarea de formar
personas, “discípulos misioneros” es necesario recordar todos los documentos
que hablan sobre la familia.
Quiero
orar, orar y orar por este «sínodo de la familia» con valentía, para que cosas
tan tristes como lo que paso el año pasado en cuestiones de moral y fe no
vuelvan a suceder.
N.B: Hay que ser consciente que
los obispos buscaran la línea que se acomode a sus ideales o protecciones.
Tu
amigo de siempre: Diego García.
Soy de los que piensan que el Sínodo de la Familia ha terminado por centrarse en un tema colateral: la disciplina y entendimiento de los sacramentos. De lo que importa de verdad, se ha hablado muy muy poco. Como padre de familia numerosa no me siento incluido dentro de las directrices del Sínodo. Espero que esta percepción cambie, oro por ello!!!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu punto de vista. «Creo que numerosas familias no se sienten incluidas en el sínodo»
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