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sábado, 22 de agosto de 2015

A las agresiones humanas, la Tierra responde con flores

Por Leonardo Boff   

Mas que estar en el centro de una crisis de proporciones planetarias, nos enfrentamos hoy con un proceso irreversible. La Tierra ya nunca será la misma. Ha sido transformada en su base físico-química-ecológica de forma tan profunda que ha acabado perdiendo su equilibrio interno. Entró en un proceso de caos, es decir, perdió su sostenibilidad y afectó a la continuidad de lo que durante milenios venía haciendo: producir y reproducir vida.

Todo caos tiene dos lados: uno destructivo y otro creativo. El destructivo representa el desmantelamiento de un tipo de equilibrio que implica la erosión de parte de la biodiversidad y, en el límite, la disminución de la especie humana, que se produce o por incapacidad de adaptarse a la nueva situación o por no conseguir mitigar los efectos letales. Concluido ese proceso de purificación, el caos comienza a mostrar su cara generativa. Crea nuevos órdenes, equilibra los climas y permite a los seres humanos supervivientes construir otro tipo de civilización.

La historia de la Tierra nos enseña que ella pasó por cerca de quince grandes destrucciones, como la del cámbrico, hace 480 millones de años, que destruyó el 80-90% de las especies. Pero como es madre generosa, lentamente rehízo la diversidad de la vida.

Hoy, la comunidad científica en su gran mayoría nos alerta frente a un eventual colapso del sistema-vida, que puede amenazar el propio futuro de la especie humana. Todos podemos percibir los cambios que están ocurriendo ante nuestros ojos. Grandes efectos extremos: por un lado veranos prolongados asociados a gran escasez de agua, que afectan a los ecosistemas y a la sociedad como un todo, como está ocurriendo en el sudeste de nuestro país. En otros lugares del planeta, como en Estados Unidos, inviernos rigurosos como no se veían desde hace decenas o hasta cientos de años.

El hecho es que hemos tocado los límites físicos del planeta Tierra. Al forzarlos como lo hace nuestra voracidad productivista y consumista, la Tierra responde con huracanes, tsunamis, crecidas devastadoras, terremotos y una incontenible subida del calentamiento global. Si llegamos a aumentar la temperatura dos grados centígrados, la situación todavía sería manejable. Pero si no hacemos los deberes, disminuyendo drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero y no reorientamos nuestra relación con la naturaleza hacia la autocontención colectiva y el respeto a los límites de soportabilidad de cada ecosistema, entonces se prevé que el clima puede elevarse de cuatro a seis grados centígrados. Ahí conoceremos la “tribulación de la desolación”, para usar una expresión bíblica, y gran parte de las formas de vida que conocemos, inclusive partes de la humanidad, no podrán subsistir.

La renombrada revista Science acaba de publicar el 15 de enero de 2015 un trabajo de 18 científicos sobre los límites planetarios (Planetary Boundaries: Guiding human development on a changing Planet). Identificaron nueve dimensiones fundamentales para la continuidad de la vida y de nuestro ensayo civilizatorio. Vale la pena citarlas: (1) cambios climáticos; (2) cambios en la integridad de la biosfera con erosión de la biodiversidad y extinción acelerada de especies; (3) disminución de la capa de ozono estratosférico que nos protege de los rayos solares letales;(4) creciente acidificación de los océanos; (5) desarreglos en los flujos biogeoquímicos (ciclos del fósforo e del nitrógeno, fundamentales para la vida); (6) cambios en el uso de los suelos como la deforestación y la desertificación crecientes; (7) escasez amenazadora de agua dulce; (8)concentración de aerosoles en la atmósfera (partículas microscópicas que afectan al clima y a los seres vivos); (9) introducción de agentes químicos sintéticos, de materiales radioactivos y nanomateriales que amenazan la vida.

De estas nueve dimensiones, las cuatro primeras ya han sobrepasado sus límites y las demás se encuentran en un elevado grado de degeneración. Esta sistemática guerra contra Gaia puede llevarla al colapso como ocurre con las personas.

Y a pesar de este escenario dramático, miro a mi alrededor y veo, extasiado, el bosque lleno de cuaresmeiras, árboles de la cuaresma violetas, casias amarillas, y en la esquina de mi casa amaryllis belladonnas en flor, tucanes posados en los árboles frente a mi ventana, y araras que hacen nidos debajo del tejado.

Entonces me doy cuenta de que la Tierra es realmente madre generosa: a nuestras agresiones, aun nos sonríe con flora y fauna. Y nos infunde la esperanza de que no es el apocalipsis sino un nuevo génesis lo que está en camino. La Tierra todavía va a sobrevivir. Como aseguran las Escrituras judeocristianas: “Dios es el soberano amante de la vida” (Sab 11,26). Y no permitirá que la vida que penosamente superó el caos, vaya a desaparecer.    





4 comentarios:

  1. A mi no deja de asombrarme lo fácilmente que nos creemos esta teoría del cambio climático, de la capacidad destructiva que tenemos los humanos...pero a mi me parece una teoría tan relativa, opinable, como cualquier otra, y pasará como tantas otras. Lo que menos me gusta es la utilización política que de ella se hace, y el desprecio sectario de que hacen gala los seguidores fieles de esta teoría frente a los que no nos creemos a pie juntillas esta TEORIA, de la que quieren sacar rédito económico, político, y poder, algunos interesados. ¿¡Y Dios donde está en toda esta teoría!? según la describe parece que estamos siendo víctimas de nosotros mismos, unos juzgan porque se creen buenos a los otros, malos, culpables… Más me preocupa la sociedad, lo que ha desaparecido es una concepción del hombre social, responsable, hermano, humilde, trabajador, y religioso, responsable de sus actos ante Dios y su conciencia…

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    1. octóvilo Mateos Matilla Comentario a tiempo como cada uno de los comentarios que haces, creo que lo que dices es muy sensato y elocuente.

      En muchas ocasiones no aceptamos nuestra culpabilidad y hacemos juicios a priori, pero una cosa es cierta «La realidad de autodestrucción planetaria es evidente»

      No podemos utilizar el bienestar del planeta para hacer política debería ser nuestro ideal, es cuestión de ética.



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  2. Es interesante el tema y cierto, en realidad sólo aprenderemos cuando las consecuencias son irreparables. Esperemos que actuemos en consecuencia todos. Más me preocupa la destrucción del alma, racionalizandola según nuestras necesidades más básicas.

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    1. Gracias por tu comentario, lectores que comentan son los que dan ánimo para seguir con esta web.

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