Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Los indiferentes comienzan por serlo consigo mismos, aceptándose y permiiéndose casi todo, pues, desconfiando de todo y de de todos, no tienen líneas definidas que separen el bien del mal.
Debemos escuchar y confiar en aquellos que nos animan, no en quienes nos desaniman.
El mundo está cada vez más necesitado de gente capaz de construir donde oros destruyen. Crear y recrear lo que otros arrasan. La recompensa comienza inmediatamente, ya que la vida cobra sentido concreto y definido. Más tarde, vendrán otros frutos.
Ninguno de nosotros debe perder su tiempo y sus talentos juzgando a los demás. Debemos invertir nuestra vida en hacer el mundo, y a aquellos que se cruzan con nosotros, un poco mejores.
¿Pero por qué razón hay tantos indiferentes? Por miedo a sufrir. Un egoísmo que no es capaz de comprender que el miedo al sufrimiento es ya un sufrimiento... y que el sufrimiento, con sentido, edifica y engrandece.
Los indiferentes comienzan por serlo consigo mismos, aceptándose y permitiéndose casi todo, pues, desconfiando de todo y de todos, no tienen líneas definidas que separen el bien del mal. Sienten aversión a quien vive con rectitud. Porque estos, aunque fallen, lo asumen y procuran perfeccionarse, siempre con calma y confianza.
Los desconfiados siempren tienen mucha prisa. Quieren pruebas inequívocas y las quieren ahora, en caso contrario dan su falta de compromiso como probado.
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