Opinión de José LUÍS NUNES MARTINS
Nuestra existencia es mucho más que el tiempo entre el inicio y el fin de la vida. La profundidad es esencial. ¿Cómo se llega allí? A través de la escucha atenta de sí mismo. La mayor parte de las personas como no oye, no sabe hablar y no aprende. Y si no aprende, no sabe preguntar, tampoco responder.
Escuchar a alguien es conocerlo. Escucharnos a nosotros mismos es revelarnos la persona que más importa que conozca y ayude. Claro, la razón habrá de filtrar después lo que entró por el oído.
¿Qué buscas?
Hay diálogos superficiales que, en verdad, no son más que monólogos intercalados.
Los que están silenciosos, a veces, no están escuchando, solo están a la espera de su turno para hablar.
La verdadera escucha es una reflexión profunda. Primero salimos de nosotros mismos y nos dirigimos al otro, entonces reunimos, con todos los sentidos, impresiones, hechos y datos.
Es importante escuchar las voces originales, las que aportan opiniones distintas y aquellas que tienen silencios diferentes de los nuestros.
Hay un peligro común del que es importante mantenerse a distancia: quedar sordo ante el barullo de palabras y opiniones en exceso que se escuchan a nuestro lado.
¿Qué buscas?
Escúchate. Dialoga contigo mismo. Acéptate y sonríe a tu corazón.
Con confianza, revélate a ti mismo lo que, en el fondo de ti es más elevado.
No dejes que la muerte te encuentre soñando con lo mismo que soñabas en la juventud. Olvidando que el tiempo pasó y nada hiciste para hacer realidad aquello de lo que eres capaz. Lleno de disculpas para tus prejuicios y orgullo.
¿Qué quieres oír de ti mismo cuando tus días estuvieran cerca del fin?
En aquel momento, frente a la aparente inutilidad de lo que ya no somos capaces… solo queda nuestro valor como personas. Y nuestra voz interior, la de siempre, que un día nos garantizó que íbamos a ser muy felices.
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