Cada uno de nosotros es un ser dotado de mayor o menor sensibilidad. Todo lo que
existe, visible o invisible, interior o exterior, puede afectarnos.
Si algo nos afecta en alto grado, entonces puede hablarse de pasión.
Así, pasión
es lo que sucede cuando algo golpea fuertemente la sensibilidad de alguien.
Una pasión
se vuelve señora de la voluntad y, con violencia irresponsable, quema las riendas
de la libertad, llevando a la persona a
actuar fuera de lo que es su identidad y su deber.
El concepto
de pasión significa sufrimiento. Algo que está obligado a soportar. Un deseo
desordenado y fuerte que nos vuelve esclavos. Pero, que nos ciega de cara a lo
que somos, a lo que tenemos, a los otros y a toda la existencia.
También se
denomina pasión a un entusiasmo fogoso, a una exaltación debida a una atracción que algo o alguien despierta. No
obstante, no es bueno todo lo que se haga con voluntad consciente, sin noción clara
de las consecuencias, o por lo menos, acogiendo de forma madura todos los
desechos de este camino muy inclinado. Es malo aquello que se elige no teniendo
el corazón en paz y contra toda nuestra razón.
Lo que
comienza como un simple y dulce encanto acaba, muchas veces, por convertirse en
algo capaz de arrastrarnos y, en una cólera intima, herirnos en lo más hondo.
Un dolor que se torna dolencia. Una tragedia. Un mal que casi siempre se
disfraza de amor.
Ilusiones
que viven de esperanzas seductoras, seducciones que alimentan un hambre de
satisfacción, una falsa promesa de placeres que serían puros si no resultasen
ser un engaño. Se satisfacen con las novedades, al mismo tiempo que disminuyen
con la posesión que se va conquistando.
Una parte de las pasiones nos toman sin que nada podamos hacer sino sufrirlas,
no obstante, hay también una gran cantidad de pasiones que podemos dominar, más
pronto o más tarde, con más o menos
voluntad y sabiduría.
¿Qué se debe
hacer para afrontar una pasión? Descubrir la verdadera raíz o darle un sentido.
Un corazón
inquieto es señal de que el amor es poco.
El amor es
el bien supremo. Vive fuera del tiempo y sobre las influencias de los cambios. La verdad del
amor permite revelar todos los engaños que se hacen pasar por él, siempre de
forma pasajera.
El que ama,
es señor de sí y nada le afecta de forma duradera. Porque solo el amor es
eterno.
Quien sufre
por amor auténtico, o hace de él el sentido de su dolor, ama.
El mal jamás
está en el amor, pero sí en su ausencia.
El amor está siempre con los ojos abiertos y abre los ojos que la pasión cegó.
Nada lo
disminuye ni debilita. Es eterno y la eternidad no lo cansa.
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