Muchas personas nos sirven de referencia, aunque la mayor parte lo sea
negativamente. Pueden ayudarnos, una vez que, al apartarnos de ellas, estaremos
aproximándonos a lo mejor.
Habrá quien oriente su vida por el dinero. Pueden ser incluso protagonistas de
actos heroicos, pero tienen el deseo material como el motor de su acción.
Algunos se quedan en los gestos de los que son capaces y llegan a creer que el
fin es noble, por inspirar tan nobles acciones.
Pero cuando el valor de algo o de alguien se reduce al
dinero, todo pierde su valor, hasta el propio dinero.
Hay quien lucha por el poder, con todas sus fuerzas. Todo el dominio que va
alcanzando le sirve de escalón para subir más alto. Y cuanto más poder tiene,
mayor es el peligro de que lo use mal, perjudique a otros y se destruya a sí
mismo.
Pero basta un poco de poder para que cualquiera de
nosotros se revele, en lo mejor o en lo peor…
Hay quien busca el placer. Lo agradable, aunque no sea bueno. Además, ser
agradable es, para ellos, ser bueno. Saltan de un sitio a otro, de persona a
persona, conquistándolos y consumiéndolos hasta la extenuación. En mitad de uno
ya están buscando otro.
Pero después de la sensualidad viene siempre una soledad
mayor.
Muchos son los que justifican sus elecciones equivocadas
por la sensación vertiginosa de que todo dura poco, y también con el miedo de
que con tantas crisis quede, al final, poco tiempo para que perdamos todo.
Cuando no hay amor, aunque se tenga todo lo demás, la
vida va perdiendo sentido y quedando cada vez más monótona.
Pero, cuidado, amar implica aceptar todo lo que el amor
trae consigo…
En este preciso momento del medio día y de mi vida,
¿estoy haciendo lo que debo?
http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/quando-ha-pouco-amor/
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