José Luís Nunes Martins
Nadie consigue vivir en paz si nos fura capaz de perdonar y aceptar el perdón.
El que niega el perdón, no perdona, o no acepta el perdón, mata cualquier posibilidad de ser feliz. La felicidad es una plenitud que admite todas las fragilidades y flaquezas, pero no la falta de amor. Sin amor, nadie es feliz.
¿Cuántas relaciones se tornan desgracias, porque alguien se niega a perdonar, o a aceptar el perdón del otro?
El rencor crea y alimenta una masa maligna en el interior del corazón, que crece lentamente y cada vez influye más en la forma como vivimos nuestros días. La decisión de no perdonar lleva al resentimiento, al deseo den venganza, y, por fin, a una forma de desesperación que abrirá las puertas del alma a las tinieblas.
El perdón es una fuerza que da vida. Une y reconcilia. Quien perdona se libra del rencor, el que es perdonado se libra de la culpa.
Sólo hay paz cuando nos libramos del peso del pasado.
Quien ama, perdona. Porque el amor está, sobre todo, hasta de la razón.
Es preciso ser fuerte para perdonar. Los cobardes no perdonan.
Quien perdona cree y confía en el otro. Perdónate también a ti mismo, pero acepta con humildad esa certeza de que serás mejor.
Procura comprender que todos somos frágiles y fallamos muchas veces, a veces de forma trágica.
Perdona y olvida. El sol nacerá dentro de ti y de quien es perdonado.
Quien decide no condenar a los otros, ni siquiera los juzga, vive en paz. Con los otros y consigo mismo.
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