“Pascua es también nuestra Pascua, porque en Cristo
Resucitado se nos da la Certeza de nuestra Resurrección”.
Benedicto XVI.
Por Diego Fernando García
Jesús resucitó, la fe está en el misterio pascual; el cual es centro de lo creemos los católicos, es importante este acontecimiento real e histórico; por ende, la Liturgia Bizantina en el Sábado Santo nos recuerda:
“El que cerró el abismo es visto como un muerto
Y como un mortal.
El inmortal es envuelto el lino y mirra,
Y colocado en una tumba.
Y las mujeres vinieron a ungirlo;
Llorando amargamente y gritando:
Este es el más bendito día de reposo en el que Cristo,
Habiendo dormido, resucitará al tercer día”[1].
Es precisamente la victoria del gran Rey, que se acostó en el trono de la cruz, para redimir al género humano, en la historia y por la fe creemos que murió, pero también resucitó, esperamos que resucitemos en el último día también, cuando venga por segunda vez. Alegrémonos por la gran noche Santa, en consecuencia, hay que unirnos con este himno diciendo:
“Ganó nuestro capitán
La victoria en la hora buena
Y después quiso llamar
A los suyos a su diestra”[2].
Es precisamente en la noche pascual, donde hay que superar muchas cosas, donde se vence el pecado y la muerte, en esta,
“expresión que se repite es una invitación a dejar atrás el miedo. ¿Qué miedos? Hay una primera respuesta: «No temas al enemigo ya vencido. No temas a los que Cristo ya derrotó». Esos que ya han sido vencidos son el demonio, la mentira del mundo, la fuerza del pecado, el imperio de la muerte; ya no los temas más”[3].
Es precisamente esta victoria, la que hace que Nuestro Señor, que todos lo admiren de una manera sorprendente, sea nuestro Dios y nuestro Rey. Al hablar del tema de resucitado el Aquinate expresa:
“A este Jesús lo resucitó Dios, pues también lo resucitó el Padre y el hijo, porque el poder del Padre y del Hijo es el mismo”[4].
En la praxis de la vida cristiana, donde el corazón es acción siendo «antónimo de redundar» con «veracidad» itinerario de lo real; de lo que es, el alma como cántico de gozo, sin miedo a abrir los hilos del corazón, entonando:
“Los encontramos en los fracasos y en los miedos que nos impiden realizar el bien que deseamos; en todas las cerrazones que frenan nuestros impulsos de generosidad y no nos permiten abrirnos al amor; los encontramos en los muros del egoísmo y de la indiferencia, que repelen el compromiso por construir ciudades y sociedades más justas y dignas para el hombre; los encontramos en todos los anhelos de paz quebrantados por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra”[5].
Litúrgicamente la Pascua, es un tiempo para morir a un pecado, por el cual se ha luchado en el tiempo de cuaresma, y de esta forma el cristiano se une a la resurrección de Cristo.
En la Vigilia Pascual, es emocionante escuchar el Pregón Pascual, casi caen lágrimas de mis ojos, cuando se reflexiona y se medita en el misterio Pascual, solo quiero traer una parte que me recuerda a lo que dicen los Padres de la iglesia;
“Sin el pecado de Adán, Cristo no nos habría rescatado oh feliz culpa, que mereció tan grande redentor, oh feliz culpa, oh feliz culpa que mereció, oh feliz culpa, oh noche maravillosa en que despojaste al faraón y enriqueciste a Israel, oh noche que destruyes el pecado y lavar nuestras culpas, oh noche realmente gloriosa”[6].
Entre tanto, la Liturgia de la Palabra nos recuerda la historia de la salvación, se hace un resumen de ella; sobre todo se recuerdan las grandes Alianzas de Dios con el pueblo de Israel, hasta llegar a la última revelación que es Cristo Jesús.
Es bello lo que se puede entonar:
“La tumba abierta dice al universo:
«¡Vive! ¡Gritad, oh fuego, luz y brisa,
Corrientes primordiales, firme tierra,
Al Nazareno, dueño de la vida»”[7].
Más que la poesía, para poder decir y hablar de la espiritualidad, en un tiempo donde el silencio y la alegría «en Dios» es algo de «antaño».
Precisamente la Doctrina Católica afirma:
“Los fariseos (cf. Hch XXIII, 6) y muchos contemporáneos del Señor (cf. Jn XI, 24) esperaban la resurrección. Jesús la enseña firmemente. A los saduceos que la niegan responde: «Vosotros no conocéis ni las Escrituras ni el poder de Dios, vosotros estáis en el error» (Cf. Mc XII, 24). La fe en la resurrección descansa en la fe en Dios que «no es un Dios de muertos sino de vivos» (Cf. XII, 27)”[8].
Como se dijo anteriormente, “Jesús enseñó sobre la Resurrección”[9], explicando lo que decían las Sagradas Escrituras, de esta forma les enseñó a sus apóstoles y sus discípulos.
San Agustín afirma, en su obra; «espejo de la Sagrada Escritura»:
“Sabia Cristo por qué conservaba las cicatrices en su cuerpo; porque, así como las mostró a Tomás, que no creía si no las tocaba y las veía”[10].
Precisamente esta es una de las pruebas de la resurrección, para que Tomás crea que el Divino Maestro, este apóstol se convierta en testigo de la Resurrección de Jesús.
“La resurrección del alma. Porque hay una doble resurrección: la de los cuerpos, que tendrá lugar, y todavía no se realiza, sino que se verificará en el juicio futuro; y la de las almas, de la muerte de la infidelidad a la vida de la fe, de la injusticia a la justicia, y esto ya es ahora. Por lo cual dice: Viene la hora, y ahora es cuando los muertos son, los infieles y los pecadores, oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren, vivirán, según la verdadera fe”[11].
Jesús como un gran pedagogo, nos enseña esta elevada doctrina, por ello, se habla de la resurrección de Cristo y a la vez de la resurrección de la carne en la vida futura.
“De este modo, llenos de gozo, podemos cantar con la Iglesia en el Exultet: «Exulten por fin los coros de los ángeles … Goce también la tierra». La resurrección es un acontecimiento cósmico, que comprende cielo y tierra, y asocia el uno con la otra. Y podemos proclamar también con el Exultet: «Cristo, tu hijo resucitado”[12].
Esta es una espiritualidad, que trasciende todo lo posible; una realidad, entendimiento, elevación del alma a la Divinidad, para comprender y entender el sublime misterio de la resurrección, que solo se da por el acto de fe en Jesucristo Nuestro Señor.
El himno de Laudes como de vísperas una estrofa dice:
“Muertos de negros sepulcros,
Venid a la tumba Santa:
La vida espera dormida,
La Iglesia aguarda”[13].
Es impresionante cómo la liturgia de las horas, prepara a la Vigilia Pascual, con este himno tan hermoso.
Por lo tanto, al hablar de la pascua, se refiere al;
“Conjunto del año litúrgico, la cincuentena pascual es el «tiempo fuerte» por excelencia. Todo cristiano debería celebrar este ciclo como algo diverso de los días restantes del año. Celebrar el año cristiano colocando su culminación en estos cincuenta días de alegría responde muy bien a lo que es el núcleo mismo del mensaje cristiano: anuncio de alegría, de liberación, de vida nueva”[14].
Oh sublime misterio pascual, donde la vida cristiana se fortalece; precisamente la Vigilia Pascual en la noche Santa,
“Según una antiquísima tradición, esta es una noche de Vigilia en honor del Señor (Ex XII, 42). Por eso los fieles, siguiendo la amonestación del Evangelio (Lc XII, 35-37), llevando en sus manos lámparas encendidas, deben asemejarse a los siervos que aguardan el retorno de su Señor para que, cuando él vuelva, los encuentre en vela y los haga sentar en su mesa”[15].
Lo dicho anteriormente, nos afirma que a esta gran Vigilia se unen varios misterios de la fe católica, se celebran, se vive y se profesa solemnemente en el credo.
En la tradición de la Iglesia, se afirma,
“En las antiguas homilías pascuales, cuando todo se celebraba en el siglo II y en el siglo III en la gran Vigilia Pascual del sábado al Domingo”[16].
Esto quiere decir que esta celebración tiene sus años en la Iglesia.
“La celebración de esta noche santa costa de cuatro grandes momentos: primero la liturgia de la luz con el canto del pregón o anuncio de la resurrección; segundo, la liturgia de la palabra; tercero, la liturgia bautismal o del agua; cuarto, la liturgia Eucarística. Así: seremos iluminados con la noticia de la resurrección de Cristo, luz verdadera”[17].
Es importante, comprender bien la liturgia, para vivir mejor esta bella celebración, con una gran espiritualidad y amor a la Divinidad.
Precisamente, parte de la secuencia del Domingo de Resurrección dice:
“A mi Señor glorioso, la tumba
Abandonada, los ángeles testigos,
Sudarios y mortaja.
¡Resucitó de verás mi amor y mi esperanza”[18].
Los testigos de este hecho son también la muestra histórica de que este hecho ocurrió.
“El misterio pascual nos envuelve y de algún modo en el silencio sobrecogedor hay una aceptación del Resucitado que se nos entrega en su Palabra, en las Escrituras, nos adviene en su presencia personal al dar testimonio que la vida ha triunfado sobre la muerte”[19].
En este texto, se ha unido práctica cristiana, con la doctrina y la liturgia, dar testimonio del resucitado es el itinerario del discipulado.
“La variedad de vuestras naciones de origen pone de relieve la universalidad de la salvación traída por Cristo. Dentro de poco, queridos, seréis insertos íntimamente en el misterio de amor de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que vuestra existencia se haga un canto de alabanza a la Santísima Trinidad y un testimonio de amor que no conozca fronteras”[20].
Es bello unir la Santísima Trinidad a la Pascua, misterio central de la fe. La dogmática, la liturgia y la pastoral son una unidad sin fin.
“La resurrección como sucedía en el resto de la Iglesia que celebraba la Pascua el domingo. Y, por los textos que poseemos, se sabe también que, en la liturgia de estas Iglesias, en ese día, no se conmemoraba sólo la muerte de Cristo, sino también, y del mismo modo, su victoria y su resurrección”[21].
En este escrito nuevamente vuelvo con el mismo argumento, como la Tradición de la Iglesia habla de que la Vigilia Pascual se celebraba desde hace tiempo.
¡Aleluya! Cristo ha resucitado. Las campanas nos invitan alegres a cantar el Aleluya. Y encontrarán un eco en nuestra alma si hay paz en ella, paz que es fruto de la buena conciencia. Jesús se aparece con estas palabras. ¡Paz vobis! También a nosotros. ¡Aleluya, cristianos! Paz en el alma”[22].
Es como una oración fuerte desde el corazón al que sabemos que nos ama, es la súplica fuerte llena de esperanza en el Infinito.
“Esta noche pascual, es una noche de compromiso para todos nosotros, pues debemos hacernos hombres nuevos, capaces de romper egoísmos, de perdonar a los que nos hayan ofendido, de abrazar al hermano, de sembrar el amor verdadero, de formar comunidades de esperanza y ser católicos convencidos de la fe”[23].
La insistencia de las reflexiones al cambio de vida es evidente, es un camino de nunca acabar de la misma forma como es la conversión.
“Es de creer que la claridad con que resplandecerán los justos, como el sol en su resurrección (Mt XIII, 43), fue velada en el cuerpo de Cristo resucitado a los ojos de los discípulos, porque la debilidad de la mirada humana no la hubiese podido soportar, cuando debían conocer y oírle”[24].
La resurrección de Cristo, habla de la predicación del Evangelio y del entendimiento de la doctrina, comprendiendo lo que el Maestro enseñaba.
La forma más general de los textos bíblicos sobre el tema de la resurrección, no están todos, pero están algunos muy importantes.
“Cristo profetiza su resurrección: Mt XVI, 21: XVII, 9. […] (Cf. Sal XV, 10; Mt XII, 39-40). —Es comprobado el hecho de la resurrección de Cristo: Mt XXVIII, 1-20; Mc XVI, 1-10: Lc XXIV, 1-53; Jn XX, 1-21; […] 1 Cor XV, 1-11 —La resurrección de Cristo es un argumento de nuestra propia resurrección: 1Cor XV, 22-34; (Cf. Job XIX, 25-26; Dan XII, 2; Lc XIV, 14; Jn V, 29; Hb VI, 2; Ap, XX, 12; —nuestra resurrección es la expresión de la gloria futura: Rom VIII, 18-25; 1 Cor XV, 35-58; 2 Cor XV, 1-10; 1 Tes IV, 12-17. —Se resaltan varias resurrecciones a la vida temporal: 1 Re XVII, 17-24; 2 Re IV, 36-38; Mt IX, 18-26; Lc VII, 11-17; Jun XI, 17-45; —A veces se atribuye el nombre de la resurrección al restablecimiento del pueblo en su prosperidad: Ez XXXVII, 1-28 (Cf. Is XXVI, 19)”[25].
Un canto hermoso que nos hace unirnos a Dios.
“Cristo vive, es nuestra esperanza, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!”[26].
Si no puede ver el video haga clic aquí: https://youtu.be/o-P8kwYKL2Q?si=4aaIkcc_2pg0FYcY
Comparto con ustedes el momento de “Gloria Triunfal”[27] —Vigilia pascual—. El canto del Gloria y el toque de las campanas en Novus Ordo.
Si no quieres ver el video haga clic aquí: https://youtu.be/H8VUdFN-4q0?si=4SnB67BAaLkOycs9
El “canto gregoriano”[28] es un ¡Aleluya!.
Si no quieres ver el video haga clic aquí
¡Felices Pascuas! para todos los lectores de esta respetada página web, para todos los pensadores serios.
Tu amigo de siempre, Diego Fernando García.
Referencias Bibliograficas
[1] Kontakion de la Liturgia Bizantina del Sábado Santo.
[2] Bruno. “Himno de Victoria En La Mañana de Pascua.” InfoCatólica. InfoCatólica, March 24, 2024. https://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/2403240106-himno-de-victoria-en-la-manan#more45341
[3] Medina, Fr. Nelson, OP. Fraynelson.com. “Casa Para Tu Fe Católica,” 2024. Homilía escrita https://fraynelson.com/homilias.php?year=2024&mon=03&mday=30
[4] Santo Tomás de Aquino. Comentario al Credo. Art. 5.
[5] Papa Francisco. Homilía de la Vigilia Pascual del Sábado Santo. 30 de marzo de 2024.
[6] Pregón Pascual.
[7] Oficio de Lectura Sábado II de Pascua.
[8] Catecismo de la Iglesia Católica, 993.
[9] La Iglesia guardando fielmente la tradición, nos enseña a todos cristianos lo que fielmente recibió; por ello, es importante para los católicos el «depósito de la fe».
[10] San Agustín de Hipona. Espejo de la Sagrada Escritura. Libro II, Capítulo 8.
[11] Mèzardo, Fr. Z. OP. Recopilación, Ordenación. Cádiz, Luis. Santo Tomás de Aquino meditaciones, Cuaresma, Semana Santa, Tiempo Pascual. p. 74.
[12] Benedicto XVI. Homilía Sábado Santo 15 de abril de 2006.
[13] Himno de Laudes y Vísperas del Sábado Santo.
[14] Liturgia de las Horas para los fieles. Comentario a la cincuentena pascual. San Pablo. XVI edición. Barcelona. 2006. p. 267
[15] Rúbricas del Misal Romano para la Vigilia Pascual.
[16] Castellano, Jesús. El año litúrgico: memorial de Cristo y mistagogía de la Iglesia. España: Centre de Pastoral Litúrgica, 1994. p. 179.
[17] Seminario Mayor Arquidiocesano de Bucaramanga. Libro de la Semana Santa. Un subsidio Celebrativo. p. 88.
[18] Secuencia del Domingo de Resurrección.
[19] Pan de la Palabra. Misal diario para el pueblo de Dios. Marzo y Abril. 2024. Bogotá. p. 183.
[20] Juan Pablo II Homilía Vigilia Pascual.
[21] Cantalamessa, Raniero. María espejo de la iglesia. p. 23.
[22] Devocionario Litúrgico. La Compañía de Jesús. 1952. p. 298.
[23] Llano, Mons. Alfonso Ruiz. Semana Santa y Misión. Para celebrar la Semana Santa donde no hay sacerdote. Cuarta edición. Litoservicios. Medellín. 2010. p. 189.
[24] San Agustín. La Ciudad de Dios. 22, 19.
[25] Biblia Nacar Colunga. 1968. Biblia de bolsillo. Tercera edición. Biblioteca de autores cristianos. Índice doctrinal. p. 1442.
[26] Sias González, Gustavo Uriel. Angemonk. “#Pascua | Una #Nuevavida.” YouTube Video. YouTube, March 31, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=o-P8kwYKL2Q
[27] Sias González, Gustavo Uriel. Testudo Formación. “#Vigiliapascual Momento Del Gloria Triunfal.” YouTube Video. YouTube, March 31, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=H8VUdFN-4q0&lc=UgzgmFWTrnV_r9_2i4N4AaABAg.A1dIpwA-eDNA1dM3jUidiT
[28] Filosofía en video. “¡Felices pascuas!” YouTube Video. YouTube, March 31, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=wB6GyCHmyEE&t=5s
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Espero comentarios adjuntos en alguna de las entradas de mi página web, preguntas cortas e interesantes, en el formulario de este portal o por correo electrónico. Las interpretaciones que se den a esta exposición: clara, concisa, profunda y precisa no es responsabilidad de Diego García; sino de la persona que escribe la critica positiva o negativa, no se responde por daños o perjuicios que se causaran por dichas notas.