El Futuro de la Iglesia: Entre la Crisis y la Elección del Próximo Papa

 

Imagen generada con IA. 

 

Por: Diego Fernando García 

diego@pensamientoserio.com 

 

El Papa Francisco está gravemente enfermo, y los cardenales ya consideran quién podría ser su sucesor. Es cierto que muchos católicos de buen corazón oran por el actual Pontífice. Sin embargo, hoy en día, pocas personas creen que el Espíritu Santo sea quien escoge al Papa, pues ven cómo los cardenales hacen política incluso antes de que el pontífice fallezca.

 

Al momento de elegirlo, el Espíritu Santo debería obrar maravillas para que el elegido sea el mejor. En el caso de Bergoglio, fue elegido con la intención de hacer a la Iglesia más progresista; no obstante, logró poco en ese aspecto. Es decir, no pudo «pagar» los votos de quienes lo apoyaron en su elección. En mi opinión, terminará su pontificado con enemigos tanto de izquierda como de derecha.

 

Los conservadores lo critican por ir en contra de la tradición, mientras que los sectores progresistas lo consideran insuficientemente reformista. Al final, el Espíritu Santo actúa a su manera, demostrando que la Iglesia no puede ser ni completamente progresista ni protestante, aunque muchos teólogos lo deseen. Se llegó demasiado lejos cuando se colocó la estatua de Lutero en el altar.

 

Por otra parte, se pensó que el "Cardenal Pornográfico" podría ser el reemplazo de Bergoglio, pero con el error de la «bendición a parejas del mismo sexo», sepultó su deseo de ser Pontífice. En este sentido, el Papa Francisco parece el rey Midas, pero al revés: todo lo que toca no lo convierte en oro, sino que impide que ese cardenal llegue a ser Papa. Es muy difícil que un sucesor de la línea de Francisco sea el futuro Pontífice, a menos que se lleve a cabo una auténtica corrupción, asignando cargos importantes en el Vaticano a cardenales que posean varios votos para un bergogliano. En ese caso, la Iglesia tendría que soportar otro pontificado de avanzada.

 

Si esto llegara a ocurrir, el Espíritu Santo tendría aún más trabajo para purificar a semejante sujeto. En este punto, no quedaría otra opción que orar con mucha fuerza y clamar: «Líbranos, Señor».

 

Por otro lado, algunos dirán que, si el Papa se recupera, escribirá un documento. Lógicamente, sus ideas vendrían de algún personaje ramplón del bajo mundo, aunque todos afirmarán que el texto lo escribió el Papa. Yo invito a que seamos serios: un hombre enfermo no puede escribir ni coordinar sus ideas con claridad. Los dolores son intensos y en el caso de Francisco, su dificultad para respirar hace impensable que pueda redactar un documento. Sin embargo, muchos católicos se tragarán esas falsedades. En otras palabras, se construirá una historia magnífica para intentar borrar algunas de las embarradas del actual Pontífice. El tiempo dirá si son capaces de lograrlo.

 

Entre tanto, les pido a todos, con el corazón en la mano, que oremos por el Papa Francisco y por la Iglesia Católica, para que sea dirigida santamente y no caiga en el peligro de ser gobernada por un sujeto con ideas modernistas. Sobre todo, necesitamos que la Iglesia sea una luz para el mundo y que se fortalezca la formación sacerdotal, que hoy en día está sumida en una ignorancia total. Me atrevería a decir que es tanta la ignorancia que parece un reflejo del Renacimiento, cuando surgió Lutero, o de los tiempos en los que la Iglesia caía en cisma.

 

En fin, mi teoría es que, si no se actúa con urgencia, el tan temido cisma llegará. Es una cuestión que los cardenales deben reflexionar seriamente porque, de lo contrario, quién sabe qué podrían colocar en el futuro en el altar del Vaticano. Ya San Juan Pablo II colocó a Mahoma en su momento; imagínense lo que harán los Papas corruptos. Es algo que me preocupa profundamente.

 

Lo que sí creo es que el futuro Papa no será latinoamericano. Lo que vimos con el Pontífice de las periferias no fue tan bueno como para repetir la experiencia. Y tampoco creo que sea de Estados Unidos, pues la Iglesia no aceptará ser dirigida por la Nueva Derecha que proviene del Imperio Norteamericano.

 

Tu amigo de siempre Diego Fernando García.