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Imagen generada con IA |
“Los humanos tenemos una relación de
amor-odio con nuestra tecnología.
Amamos cada nuevo avance y
odiamos cuán rápido está
cambiando nuestro mundo”.
Daniel H. Wilson
TABLA DE CONTENIDO
Por Diego Fernando García
diego@pensamientoserio.com
Una reflexión de la Inteligencia Artificial en relación con el Hombre
La sociedad de hoy no tiene idea de cómo funciona la Inteligencia Artificial. Estamos frente a algo que puede trascender los límites de la imaginación. Todos intentamos escribir de una manera que haga que la IA ejecute lo que queremos, y nos encontramos a las puertas de lo sorprendente. Por este motivo, cuando recibo alguna capacitación sobre el tema, no me satisface del todo, porque siempre me asombra algo nuevo que esta tecnología puede hacer. Realmente, no sé cómo logra que esto sea posible.
Control de calidad: todo lo que se diga con esta Inteligencia Artificial podría ser entendido por alguien. Se intenta que parezca un humano o algo similar, aunque todavía está en fase de prueba. Puede mejorar su aproximación con el ser humano y simular ciertos sentimientos. Lógicamente, la máquina no siente, ya que solo utiliza bases de datos, pero es capaz de generar e incluso inventar afectividad.
En la sociedad actual, donde la soledad palpita en nuestra existencia, esto nos invita a reflexionar. Por consiguiente, se trata de un tema moral. La Inteligencia Artificial no es una persona, pero los seres humanos podrían relacionarse más con una máquina que con otras personas para llenar sus vacíos más íntimos.
Por este motivo, la filosofía moral estudia estas cuestiones. Sin embargo, en muchas ocasiones, las reflexiones llegan tarde en comparación con los avances tecnológicos. Nos enfrentamos a una sociedad en constante cambio y, como han señalado muchos pensadores, es posible que en esta época la «máquina» se convierta en el centro del pensamiento. Así como en la filosofía antigua lo fue la «naturaleza y el cosmos, metafísica, serenidad, virtud y felicidad», en la medieval «Dios», en la moderna el «hombre» y en la posmodernidad el «sentimiento», hoy la inteligencia artificial podría ocupar ese lugar central.
Idea fundamental
La inteligencia artificial no puede reemplazar al hombre porque es una cosa. El único ser racional, que está por encima de los animales, es el ser humano, ya que él sí tiene inteligencia. Por lo tanto, la inteligencia artificial no posee inteligencia, pues no razona por sí misma; es solo un sistema basado en algoritmos y en una base de datos muy sofisticada, lo cual no resulta sorprendente.
Siri y Alexa están acabadas, esta IA es otra liga
Finalmente, les dejo a continuación un video que, en realidad, los va a sorprender.
Si no puede ver el vídeo haga clic aquí: https://youtu.be/Jz3V0QVDc7A?si=wsrNR_oyu5_Obenf
Se despide tu amigo de siempre Diego Fernando García.
Como citar este artículo
Pensamiento Serio Únete a: Donar
La inteligencia artificial (IA) puede generar vínculos emocionales que, aunque parezcan genuinos, carecen de reciprocidad real. Muchas personas pueden desarrollar apego hacia asistentes virtuales o chatbots diseñados para brindar compañía, lo que puede llevar a una dependencia emocional poco saludable. Esta relación unidireccional puede afectar la capacidad de interactuar con otras personas en la vida real, reduciendo la calidad de las conexiones humanas y generando aislamiento.
ResponderEliminarMe gusto este artículo.
En efecto. Saludos.
EliminarLas IA avanzadas pueden adaptarse al estado de ánimo del usuario y responder de manera que refuercen ciertas emociones, ya sean positivas o negativas. Esto podría ser explotado por empresas o entidades para influir en decisiones personales, comerciales o incluso ideológicas. La falta de límites claros entre lo real y lo artificial puede llevar a confusión sobre lo que es auténtico en las relaciones humanas, afectando la percepción del afecto y la confianza en los demás.
ResponderEliminarPrecisamente, no se establecen límites. Saludos, estimada Camila.
EliminarEl uso de inteligencia artificial en lo afectivo puede generar una ilusión de compañía que, en lugar de aliviar la soledad, la profundiza. Al interactuar con una IA que responde de manera personalizada y aparentemente comprensiva, las personas pueden preferir estas interacciones sobre las relaciones humanas, que son más complejas e impredecibles. Esto podría debilitar la capacidad de afrontar conflictos reales y desarrollar habilidades emocionales necesarias para la convivencia social.
ResponderEliminarVeo que has entendido muy bien el artículo. Gracias por leer y comentar, Patricio Os.
EliminarSi una persona se acostumbra a recibir respuestas perfectamente adaptadas a sus necesidades emocionales, podría encontrar frustrante la interacción con otras personas, que no siempre responderán de la manera esperada. Esto podría llevar a un desapego en las relaciones interpersonales, donde el otro no es visto como un ser humano con emociones y necesidades propias, sino como alguien que debería cumplir un rol idealizado basado en la experiencia con la IA.
ResponderEliminarSí, el ser humano podría ser tratado como una máquina. Esta es la gran dificultad que presenta la inteligencia artificial: si la persona no tiene un verdadero discernimiento.
EliminarMuchas gracias, Católico Aburrido, por leer y comentar este texto.